La esplendidez que mostró el gobernador Ángel Aguirre Rivero con el sector magisterial de la entidad cuando le celebró en Acapulco el Día del Maestro puede tener varias lecturas, a cual más interesante. Una de ellas, muy previsible, es que el mandatario fue demasiado generoso con ellos, porque nuestro pobre estado no se merece estos maestros tan ensimismados en su lucha economicista de corto plazo, que han perdido todo norte acerca de su misión, sus responsabilidades y sus obligaciones para con los niños y jóvenes de hoy que serán los adultos de mañana.