Por Líbana Nacif Heredia
Que Acapulco haya sido sede de la Conferencia Nacional de Seguridad el pasado diez de diciembre, en la antesala de la temporada vacacional, a tres meses de la devastación por el huracán John, a un mes del magnicidio del alcalde de Chilpancingo, Alejandro Arcos y a unos días del escándalo por la supuesta boda de la gobernadora Evelyn Salgado, es un hecho que ofrece muchas lecturas:
Primero, el mensaje político es claro: proyecta a la mandataria como alguien que, a pesar de los constantes señalamientos, en la percepción de quien lleva las riendas del país, conserva la más alta estima, quizás porque ha visto voluntad real en Salgado Pineda para entregar resultados a pesar del tamaño del reto.
Segundo, realizar este evento en Acapulco, en un contexto tan emblemático -como el proceso de reconstrucción- refuerza la relevancia de Guerrero en la agenda nacional. La participación de la presidenta Claudia Sheinbaum y de todos los gobernadores y gobernadoras, muestra a un Acapulco como ejemplo de resiliencia, como un espacio idóneo para debatir soluciones y construir estrategias para la paz, lo que otorga visibilidad al liderazgo de Salgado Pineda.
Tercero, aunque el evento tuvo un enfoque de seguridad, celebrarlo en el puerto ayuda a promover la recuperación económica y turística. Este tipo de reuniones de alto nivel generan confianza en la estabilidad del destino, lo que puede tener un impacto positivo en la percepción nacional e internacional de Acapulco como un lugar seguro para eventos y visitantes sobre todo ante el próximo inicio de la temporada vacacional.
Cuarto, durante el encuentro, se discutieron acciones como el nuevo programa “Senderos de Paz”, así como la distribución de fondos federales para seguridad en 2025. Estos planteamientos otorgan al estado anfitrión, una oportunidad para asegurar recursos adicionales para combatir la violencia y fortalecer a las corporaciones de seguridad locales.
Quinto, la presencia del Gabinete de Seguridad implica una colaboración estrecha con la presidencia que refuerza la alianza entre el estado y la federación. Esto significa una oportunidad para alinear estrategias y refleja una voluntad de cooperación en temas que requieren acciones conjuntas, como el combate al crimen organizado y la atención a las causas estructurales de la violencia.
Guerrero podría beneficiarse significativamente de la celebración de encuentros como éste, pero dependerá de la habilidad y oficio político de Evelyn Salgado sacar aún más provecho a esta mesa tendida, lo único evidente hasta hoy es que a pesar de los señalamientos de los que ha sido objeto en los últimos días, permeados de una ideología patriarcal, el respaldo de la presidenta de México hacia la mandataria de Guerrero solo se fortalece.
Taconazo
Lejos de aquel emblemático “abrazos no balazos”, el equipo de Sheinbaum reveló pinceladas de lo que -a diferencia del sexenio anterior- parece una detallada estrategia de seguridad, los ejes: atención a las causas, fortalecimiento de corporaciones de seguridad, investigación-inteligencia, coordinación entre instituciones; la mística: atención a las causas donde la paz y la seguridad son los frutos de la justicia.
Y luego cada titular de las áreas involucradas desde el ámbito federal, planteó la ruta para hacer posible el sueño de paz, con justicia y seguridad de la primer mujer presidenta de México.
El planteamiento entusiasma pues la atención a las causas de la violencia lleva ya muchos pasos adelante, pues ha sido parte de la política social de la 4T durante los últimos seis años. Con acciones como el aumento al salario mínimo y los programas sociales han salido de la pobreza 9.5 millones de mexicanas y mexicanos según cifras del Banco Mundial.
Falta ver si los otros tres ejes de la estrategia de seguridad van en serio y si logran complementarse con eficacia.
Tiempo al tiempo…
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