Gracias a la invitación que me hiciera nuevamente el presidente de la Federación Guerrerense y presidente del Club Tlatzala en Chicago, Etelverto Bustamante Vázquez tuvimos la oportunidad de regresar a esta pequeña comunidad donde la gente vive muy tranquila dedicada al campo y a la ganadería.
La población cuenta con aproximadamente 450 habitantes, y es por ello que aún no tienen los servicios básicos que requiere una población como el agua potable o telefonía celular, sin embargo, tienen un clima privilegiado al estar ubicados en la zona norte del estado de Guerrero, a un costado de la presa “El Caracol” en el río Balsas que serpentea el macizo montañoso de nuestra imponente Sierra Madre del Sur.
Tlatzala es un lugar afamado por la sabrosa variedad de quesos que artesanalmente ahí se producen, es un bello rinconcito de Guerrero en donde su gente es amable, divertida y sumamente generosa.
La historia
Y bueno ahora me tocó asistir al aniversario 103 de los festejos de La Santa Cruz y de la Virgen de los Dolores, tradición que han venido fortaleciéndose y estrechando los lazos de hermandad con sus vecinos de Acatempan, aquella que fuese fundada en el paraje en donde el 10 de febrero de 1821 el caudillo del sur Vicente Guerrero Saldaña y don Agustín de Iturbide se dieran por primera vez la mano y el simbólico “Abrazo de Acatempan” con el que se sellaría la consumación de la independencia de México rompiendo así como el yugo opresor de los españoles, (en ese entonces a México se le conocía como la Nueva España).
Pero regresemos al tema que nos atañe, y que es precisamente la celebración de los 103 años de hermandad de los pueblos de Tlatzala y Acatempan celebración que se realiza por 4 días a partir del segundo viernes de octubre y que de acuerdo con la información que me brindaron integrantes de la familia Bustamante; el primer encuentro de hermandad fue propiciado por don Eliseo Bustamante y después la continuarían sus hermanos Crisóforo y Federico.
A ellos se les sumarían también Lucas Romero, Bulmaro y Celso Flores, Fidencio Ramírez, Abdías Hernández, Rutila Salgado, Constancio Ruiz, Ofelia Alsina, Alberto Ocampo y conforme fue creciendo la población, fueron las familias enteras las que anualmente se turnaron la estafeta, pasando así la tradición de una generación a otra, como ocurrió con la familia Bustamante Vázquez, Brito Fernández, Brito Bustamante, Martínez Román, entre muchas otras más.
Este año les tocó ser Mayordomo del Arco de Flores a la familia de Urbano Villalobos.
Al respecto fue Etelverto Bustamante Vázquez quien me comentó que los festejos de la Santa Cruz se realizaban el día 3 de mayo, pero como en esa fecha es tiempo de secas, y dada la escasez del vital líquido, la población decidió cambiar el festejo al segundo viernes del mes de octubre.
Las Tradiciones
Gracias a ello, la tarde del 12 de octubre, pudimos apreciar cómo la gente se agrupó bajo la sombra de un enorme árbol llamado “zopilote” y siguiendo las indicaciones que el diácono del lugar Antonio Brito Bustamante la fiesta dio inicio con los diferentes segmentos de la población.
Ahí a la entrada del pueblo donde existía un maltratado letrero que daba la bienvenida a Tlatzala, se efectuó la ceremonia del inicio de los festejos y el día 13 se efectuó el recibimiento del arco de flores, el que generosamente hacen la entrega los vecinos de Acatempan, ratificando con ello la alianza que durante más de 100 años los ha mantenido unidos como pueblos hermanos.
Al mismo tiempo los maestros de la escuela primaria Josefa Ortiz de Domínguez representados por el profesor Juan Miranda Brito organizaron una “mojarrisa” para agasajar a la familia de Etelverto Bustamante Vázquez, quien acudió en compañia su esposa Irene Orduño Ariza y de 5 de sus hermanas, la comida fue en agradecimiento por todas las gestiones que ha realizado Etelverto para apoyar a su escuela a través de la comunidad de migrantes radicados en Chicago y _que aquí cabe mencionar_, ha sido gracias a estas agrupaciones de guerrerenses radicados en Estados Unidos, que la gente y sus tradiciones han perdurado en Tlatzala, evitando con ello la existencia de otro más de los tantos pueblos fantasmas que existen en la región Norte de nuestra entidad.
Pero regresando al festejo 103, un poquito antes de caer la tarde, la procesión se encaminó rumbo a la iglesia del pueblo, llevando la danza de los Tecuanes con personajes típicos del lugar, acompañados por el sonido del tamborcillo y de la flauta, así como de la banda del chile frito y muchos, cohetones.
Este año asistió el diputado del Distrito Local XX Robell Urióstegui Patiño, visitó varios lugares de la población y posteriormente acudió acompañado de Etelverto Bustamante Vázquez a la inauguración de las primeras gradas, en donde actualmente se realiza la monta de toros.
Durante los festejos se organizaron varios bailes y que como lo marcan las reglas de la buena convivencia, fueron los hombres los que pagaron 150 pesos de cooperación para poder invitar a bailar a las damas, son festejos muy familiares y de lo más tranquilo. Bailes que nuevamente fueron interrumpidos por la lluvia ya que cada vez que cae el agua el pueblo se queda sin energía eléctrica, interrumpiendo la alegría a estos festejos.
Sin embargo, al día siguiente se realizó una caminata de 6 kilómetros desde el crucero de palapa a la iglesia y de ahí subimos caminando al cerrito del Calvario en donde se encuentra la “Cruz” que fuese donada por los amigos de Acatempan hace ya 100 años, un lugar de privilegio en donde la vista es espectacular de mi querido estado de Guerrero.
Las carencias
Sin embargo y a pesar de sus esfuerzos, en Tlatzala siguen teniendo muchísimas carencias debido a la apatía que las autoridades de los tres niveles de gobierno han mostrado para este lugar tan hermoso.
Es que no se concibe que a pesar de que está relativamente cerca del río balsas, la población no cuenta con los servicios básicos que requiere la comunidad, no te explicas cómo es posible que aún no exista una red de agua potable e hidrosanitaria, y que por ello tengan que racionar el vital líquido acaparando agua de lluvia para no estar comprando el agua a los piperos de Apaxtla cada 10 o 15 días.
Tampoco te imaginas que estando en pleno siglo XXI los tlatzalences no cuenten ni siquiera con servicios básicos de comunicación, pues aquí los pobladores han aprendido a vivir sin señal de radio, sin televisión, y para comunicarse con el mundo exterior solo cuentan con una caseta telefónica, la que ya es totalmente insuficiente.
Hoy por hoy es imperdonable no contar con señal de telefonía celular, sobre todo para dotar a las nuevas generaciones de las magníficas herramientas que nos brinda el internet, un portal al mundo en la amplia autopista de la información digital.
Pero ya mejor no me quejo, no sea que ya no me vuelvan a invitar por fijado, pero si así sucede, el próximo año volveré a recorrer ese caminito largo y sinuoso, necesario para llegar a ese rinconcito tan apartado de mi bello estado de Guerrero.
Caminito que al menos ya está pavimentado, gracias al esfuerzo de esos buenos y generosos amigos, que a pesar de los muchos años radicados en la Unión Americana, siguen apoyando a su gente, a su pueblo, a sus raíces, a su terruño querido que alguna vez los vio partir en busca de mejores oportunidades, o como dicen se fueron a USA buscando el tan anhelado sueño americano.