Cuando se pierde una vida, muchas veces solo comentamos que es una desgracia para sus familiares, amigos y conocidos. En otros casos, solo se reducen a estadísticas y así como eso, hemos asistido en este sexenio a la pérdida de más de cincuenta mil vidas humanas sin que esto nos conmueva tanto como lo sucedido hoy cuando supimos y conocimos a través de los medios de comunicación de masas (radio, televisión e internet) que el escritor Carlos Fuentes había fallecido a sus 83 años de edad, sentimos que algo nuestro se había desprendido de nuestro ser, algo parecido a la pérdida de la pertenencia en que se había convertido para los mexicanos—cuando menos—el polémico y siempre atinado escritor de decenas de novelas que no solo lograron ponernos a reflexionar sobre México como país sino junto a su historia y a personajes—reales y ficticios—pero que eran y son parte de nuestro entorno colectivo.
Hay 801 invitados y ningún miembro en línea