Por Noé Mondragón Norato
El coordinador del grupo parlamentario del Morena en el senado, Ricardo Monreal Ávila, ratificó lo que ya se conocía de facto: que en la aprobación del paquete estructural de las reformas a la Constitución —energética, fiscal, educativa, laboral y en materia de telecomunicaciones— emprendidas por el ex presidente priista, Enrique Peña Nieto, fluyeron los sobornos orientados a comprar el voto legislativo para su aprobación. Y esto se confirmó gracias a las revelaciones hechas por el ex director de Pemex recientemente extraditado, Emilio Lozoya Austin. Pero hay puntos que Monreal tocó, pero muy tibiamente. Sin comprometerse a nada. Ni comprometer a los legisladores de las entidades donde el Morena es mayoría. Hay que pulsar los hechos.
¿REVERSA A LAS REFORMAS? – Las reformas estructurales que Monreal condenó ayer domingo, le siguen pegando con dureza a los bolsillos ciudadanos. De entrada, el precio de las gasolinas —que aumentó gracias a la Reforma energética— no ha bajado. La Reforma laboral le sigue quitando prerrogativas a los trabajadores. Y la Reforma fiscal es excesiva en su cobro. La operación para compensar tanto atropello desde los círculos del poder, consistiría en darle reversa a ese paquete de reformas. Pero ni el presidente AMLO ni el propio Monreal ni el coordinador del Morena en el Congreso de la Unión, Mario Delgado Carrillo, quieren tocar ese punto. Por cuando menos dos poderosas razones: bajar el precio de las gasolinas significaría renunciar a obtener prerrogativas financieras en el presupuesto federal. Y bajar el excesivo cobro del ISR mermaría también la captación de recursos. Si muchos ciudadanos votaron por el cambio de conductas corruptas y con el fin de que la alternancia los beneficiará, resulta que resultó contraproducente. Es decir, han perdido el poder adquisitivo de su salario. Los puntos son insalvables:
1.- Como si todavía fuese oposición y no mayoría legislativa en el Senado, el zacatecano Monreal adujo que, para meter reversa a ese paquete de reformas que se aprobaron para golpear deliberadamente a las mayorías, tendría que repetirse todo el proceso. Es decir, que se desapruebe en la mayoría de los Congresos locales de las entidades. Entonces, si el morenista lo está condenando mediáticamente y sabe que esas reformas fueron aprobadas ponderando en todo momento, la corrupción y el soborno a los legisladores de la 62 legislatura federal (2012-2015), ¿por qué razón ahora que pueden, no derogan todo ese paquete de reformas, ajustándolas al actual estado de cosas y orientándolas al beneficio de las mayorías? El cambio verdadero y el ataque a la corrupción debe fijarse en los hechos concretos. Porque las palabras y las posturas falsas, se las lleva el viento.
2.- En la 62 legislatura local, tampoco hay pronunciamientos al respecto, pese a que existe mayoría del Morena. Gobiernan las mismas inercias que cuando el PRI era mayoría legislativa. Campea la corrupción y la apatía en lo referente a la modificación de leyes obsoletas. Ninguno de sus diputados ha propuesto hasta hoy, darle reversa al paquete de reformas estructurales aprobadas en el sexenio de Peña Nieto. Se entiende: sus altos salarios como legisladores les permiten sin ningún problema, comprar gasolinas caras.
La Cuarta Transformación ha beneficiado en realidad, a tres únicos sectores de la población: los adultos mayores, el fertilizante gratuito para campesinos de entidades pobres —Guerrero entre ellos―. Y los estudiantes que reciben la beca Benito Juárez. El ataque a la corrupción ha sido más mediático que verdadero. Ningún priista de altos vuelos está en prisión. Al ex dirigente del sindicato petrolero, Carlos Romero Deschamps ―señalado de financiar millonarias campañas presidenciales tricolores durante varios sexenios―, lo obligaron a renunciar a ese sindicato que era su mina de oro, pero sin fincarle cargos por peculado o desvíos de dinero. Y se prevé que no habrá más sorpresas, sino continuismos. Como aquella ligada a sostener el criminal paquete de reformas estructurales que sigue pegando con dureza en los bolsillos de las mayorías.
HOJEADAS DE PÁGINAS…El rector de la UAGro, Javier Saldaña Almazán le dio de varazos al panal. Aplicó el ISR a todas las prestaciones —mermando en casi 40 por ciento el salario de los trabajadores―, pero cometiendo tres errores garrafales: nunca mostró a la prensa ni a los sindicatos, el oficio que demandaba el timbrado por parte del SAT y de la SHCP; el oficio membretado donde se anuncia el descuento —y que circuló profusamente en redes sociales— no lleva ninguna firma ―ni del rector, el tesorero o el jefe de nóminas—; y los talones de cheques de los trabajadores debían registrar un código QR, que legitima el timbrado. Ninguno lo tiene. Lo que viene es la tempestad.
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