Por Noé Mondragón Norato Foto: https://www.razon.com.mx/
El mensaje perturba. Conmociona a la vida ‘democrática’ de la entidad. Confirma que los poderes fácticos se apoderaron de territorios en los que el Estado ya no puede intervenir. Con ello, se deja en la orfandad a los ciudadanos. Y la elección de gobernador, alcaldes, diputados federales y locales del 6 de junio de 2021, estará imbricada por esas influencias negativas para la convivencia pacífica y para otorgar garantías de un proceso electoral limpio, transparente y ajeno a la violencia. Hay que ver de cerca el asunto.
¿ELECCIÓN GARANTIZADA? – En el municipio de Arcelia, región Tierra Caliente, asesinaron el pasado viernes 21 de agosto, en la comunidad de Poliutla, al ex aspirante por el Morena a la alcaldía, Herón Sarabia Mendoza y a una persona que lo acompañaba. Se preparaba para competir nuevamente por el cargo. La ejecución se la atribuyó el grupo delictivo La Familia Michoacana.
En un narcomensaje que los homicidas dejaron en el lugar de los hechos, se leía: «esto les pasó por andarle jugando al valiente». Asumieron que «ya no queremos matar más gente» y conminaban «a todos los que estaban en complot con estos mugrosos» a irse de aquella población. Les dieron un plazo de 24 horas para hacerlo. De ahí se lee lo demás:
1.- El secretario estatal del Morena, Marcial Rodríguez Saldaña, condenó en un breve comunicado de prensa el crimen —de los mismos que surgen nada más para no quedarse callados, pero que se pierden en el olvido rápidamente y ya no se recuperan―, y demandó a la Fiscalía General del Estado (FGE), una investigación inmediata para esclarecerlo.
El delegado federal Pablo Amílcar Sandoval, aspirante a gobernador, pero temeroso por todas las acciones apolíticas emprendidas y porque el gobernador Astudillo lo trae literalmente, en la mira, optó por guardar un silencio pusilánime ante el acontecimiento sangriento. Propio de las cobardías a las que apelan muchos políticos enmascarados grotescamente, en el discurso de la izquierda. Y extrañamente, no hubo tampoco un pronunciamiento presidencial al respecto.
Como si Guerrero no formara parte del país y todo lo que aquí ocurre de siniestro, no le interesara a la federación. Lo peor es que se trata de un militante del Morena. Y si la condena y la justicia no llegan para alguien que estaba cercano a las simpatías presidenciales ¿qué puede esperar entonces el ciudadano común?
2.- Todos los reflectores mediáticos se concentraron en la coyuntura del escándalo que le pegó con dureza al gobernador Astudillo el pasado jueves 20, cuando pretendía inaugurar «la ampliación del centro de Salud» en el municipio de Cruz Grande, cuando había prometido la creación de un Hospital Regional. Algunos pobladores le impidieron realizar el evento. Y como la rechifla en su contra ocurrida en Tlapa el viernes 11 de enero de 2019, el mandatario comenzó el proceso de «encontrar a los responsables» que ‘politizaron’ el evento.
En Tlapa descubrió que era el delegado federal Pablo Amílcar Sandoval, quien llevó a los inconformes para que interrumpieran su discurso. En Cruz Grande su intolerante y también apolítica, directora de Comunicación Social, Erika Lührs, aseguró tener ‘identificados’ a quienes encabezaron la protesta ―que se presume, son morenistas― y esa información ya fue entregada a la FGE «para que resuelva lo que proceda».
3.- Esa postura tiene sus bemoles. Y hasta contradicciones. Porque por un lado se pretende utilizar los servicios de la Fiscalía para eventualmente, amenazar y detener a quienes libremente o por consigna política, participaron en una protesta —lo cual entraña que el esquema de las pluralidades y los desacuerdos con el gobernador no se toleran—; y por el otro, se hace caso omiso a un evento criminal en donde aparece como agraviado, un militante del Morena en el municipio de Arcelia. Si las cosas se están moviendo por esos rieles, ¿Qué garantías reales en materia de seguridad, darán tanto el gobierno federal y el estatal, a quienes participen como candidatos en la elección de 2021? Los mensajes son ciertamente, perturbadores. Y preocupantes.
HOJEADAS DE PÁGINAS…Como la política está llena de traiciones, filtraciones y de soplones, al presidente AMLO lo agarraron «con los dedos en la puerta» en la coyuntura de su segundo informe de gobierno, con el video donde se ve a su hermano Pío López Obrador, recibiendo dinero de quien era su presumible aliado, David León Romero. Una celada política indiscutible. Es posible que David no sea detenido por la Fiscalía General de la República, pero ya pasó a la historia como un traidor.
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