El partido Movimiento Ciudadano (MC) se convirtió en una franquicia del PRI. Pero sobre todo, en aliado político coyuntural del gobernador priísta, Héctor Astudillo Flores. Hay hechos y circunstancias que por su notoria obviedad, así lo están confirmando.
MC: ALIADO DE HAF ¿Y DE LA IZQUIERDA?- La alianza política entre el PRI y el MC debe medirse con base en los comportamientos y actitudes de ciertos personajes. Basta con ubicarlos:
1.- En Acapulco, el MC trae literalmente “como cuche en callejón”, al edil perredista Evodio Velázquez Aguirre. El instrumento político de golpeteo contra él, lo representa el diputado local, Ricardo Mejía Berdeja. La situación se entiende: Ricardo intenta desinflar a Evodio, con el propósito de cerrarle el camino en su probable disputa por la candidatura perredista al Senado de la república. Debilitarlo a fin de ayudar de soslayo al PRI y al gobernador Astudillo. Sin embargo, aparece en este escenario un tercer beneficiario político: el ex edil tricolor y actual secretario de Operación Política del CEN tricolor, Manuel Añorve Baños. Es decir, el MC estaría ayudando de soslayo –o deliberadamente-, al actor político que fue acusado en su momento por el ex edil porteño Luis Walton Aburto –dueño del MC en Guerrero-, de haberle heredado una deuda por más de 2 mil millones de pesos en las finanzas acapulqueñas. Y en este sentido, no hubo ninguna necesidad de que Añorve se peleara por anticipado con el perredista Evodio, pues las huestes políticas del MC ya le están haciendo ese trabajo.
Además, al carecer de cuadros realmente competitivos en términos electorales, el MC le pavimenta el camino rumbo al Senado. Sin meterse a esa pelea, Añorve ya está ganando.
2.- En la capital Chilpancingo, el empresario Pioquinto Damián Huato, se arrojó con todo desde finales de 2013 y en los inicios de 2014, contra el ex edil priísta Mario Moreno Arcos. Lo señaló de proteger a un grupo delictivo. Nunca pudo comprobarle nada. Al final, Pioquinto fue postulado candidato a la alcaldía en la pasada elección del 7 de junio, por el MC. Perdió de calle. Pero se entiende que cumplió con lo que al parecer, era su principal objetivo: desinflar políticamente a Moreno Arcos, quien era uno de los aspirantes a disputar la candidatura a gobernador por el PRI. Y desde luego, no era bien visto por Manuel Añorve.
En ese juego de acuerdos políticos inconfesables y de estrategias soterradas y malignas del poder, Pioquinto Damián, aparece como el cómplice político de Añorve. Y en esa ruta, acaba de reconocer que durante los pocos meses del gobierno de Héctor Astudillo, “la violencia y la inseguridad han disminuido en la capital”. ¿Acaso no era Chilpancingo, bastión de un grupo delictivo? ¿En estos cinco meses de gobierno astudillista fue extinguido ese grupo criminal? ¿Cómo se lee entonces el asesinato del dirigente de comerciantes del mercado central, Juan Serrano Moreno y los demás muertos que abultan la estadística criminal?
3.- Luis Walton Aburto, compitió por su partido el MC, arropado bajo las siglas perredistas y en alianza con el PT, a fin de ganar la elección por la alcaldía porteña en la elección de 2012. Ofertó al MC como un partido político de izquierda. Y de hecho, Walton forzó la negociación con las tribus perredistas a fin de alcanzar la candidatura a gobernador. No pudo. Hoy, el MC cambió su ropaje político y ayuda con singular esmero al PRI. ¿Podrá el PRD regresarlo “a la izquierda” en la elección de julio de 2018, con el fin de construir una coalición electoral, cuando ya dio muestras de sus alianzas soterradas con el PRI? En política todo es posible. Y el cinismo es ya, su ropaje natural.
HOJEADAS DE PÁGINAS…Diputados como el calentano perredista, Isidro Duarte Cabrera, le dan congruencia a su papel de representantes populares. Pero otros como la diputada federal tricolor, Silvia Rivera Carbajal, los defraudan millonariamente. Lo peor es que son intocables. El sistema político tricolor prohíja sus propios lastres. Y sus propios monstruos.
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