"En el mar la vida es más sabrosa/En el mar te quiero mucho mas/Con el sol la luna y las estrellas/En el mar todo es felicidad", dice la popular canción de Osvaldo Farrés que Carlos Argentino interpretaba e hizo famosa con la cubana Sonora Matancera.
Esta canción ya es un clásico que nunca pasará de moda, porque es una excelente melodía que señoras y señores escuchen, perciben y relacionan con Acapulco por la serie de películas “La Risa en Vacaciones” y que aquí se realizaron con gran éxito en los años 80´s
Es una canción de las grandes de la música tropical, de la época de oro de las orquestas o sonoras, en donde había grandes intérpretes como Bienvenido Granda, Celio González, Daniel Santos, Alberto Beltrán y Carlos Argentino, sin duda es una música que como el bello puerto de Acapulco estará y seguirá vigente por muchos años más.
Y bueno todo esto que acabo de mencionar viene a colación gracias a la invitación que el día de ayer nos hicieran las integrantes de la familia Hernández para irnos a dar una vuelta por la hermosa bahía de Santa Lucia, mejor conocida como el puerto de Acapulco.
Fue un recorrido esplendido, en el que pudimos disfrutar y observar desde el mar, la belleza incomparable de Acapulco.
Partimos del viejo muelle de la playa Manzanillo, aquel que en los años 60´s era el lugar del atractivo visual por las acrobacias que ahí realizaban jóvenes apuestos y jovencitas hermosas del famoso Club de Sky acapulqueño. Playa que actualmente se ha convertido en un cementerio de viejos buques que años atrás sirvieron para dar un atractivo adicional a los turistas, al crear los famosos paseos por la bahía. El yate Fiesta, el Hawaiano, Fiesta Cabaret, Bonanza, Acatiki y muy recientemente el Darinka y el catamarán “Acarey”.
Muchos de ellos podrían ser sumergidos y convertirlos en arrecifes artificiales y finalmente en un atractivo para bucear, actividad que desde hace muchos años se ha perdido en Acapulco.
Ya en aguas un poco más someras, pudimos apreciar las casas de algunos artistas famosos, como la casa de “Los Tres Picos”, la de Angélica María conocida como la novia de México, la de Mario Moreno el famoso interprete de Cantinflas, la de Johnny Weismiuler el primer interprete de Tarzán o la del famoso cantante y actor mexicano Pedro Infante.
Mientras que a la distancia observábamos la franja de hoteles de la zona Dorada y las enormes casas de la exclusiva zona residencial de Las Brisas, como la del Sha de Irán, Mohammad Reza Pahlevi, ubicada en el fraccionamiento Playa El Guitarrón, entre otras muchas más.
Sin embargo, el mejor lugar para atracar y disfrutar del manso oleaje del mar, es sin duda en la Isla de la Roqueta, así que para allá nos fuimos, directito a la playa de Las Palmitas, tranquila y agradable de aguas cristalinas, adecuadas para snorkelear, ahí comimos y nos dimos un chapuzón, más tarde nos fuimos a ver la virgen de Guadalupe sumergida frente a la isla de la Roqueta, que es conocida como la reina de los mares.
Fue en el año de 1955 cuando la señora Amelia Sodi Pallares concibió la idea de que se colocara en la bahía de Acapulco una estatua de la Virgen de Guadalupe, y se le designara como la “Reina de los mares”, ella hizo extensiva su idea a los socios del Club de Hombres Ranas de la Ciudad de México, a los buzos y a los turisteros de Acapulco, que no pudieron estar más de acuerdo.
Ayer después de muchos años pude por fin sumergirme y descender hasta sus plantas, abrazarla y por unos instantes vivir una experiencia religiosa realmente sublime.
Lo que no me gustó ver es que las rocas del morro que la protege del fuerte oleaje, están graffitiados y los turistas que la van a ver a través de las lanchas de fondo de cristal, también se llevan una imagen desagradable de este lugar que debería ser venerado.
Pero lo que realmente me llamó poderosamente la atención fue la gran afluencia de turistas a la isla, lanchas abarrotadas de turistas que esperaban pacientemente el paso de la lancha de fondo de cristal por encima de la virgen sumergida en la isla y de igual forma esperaban, tanto para el arribo a la playa, como en el muelle para regresar a las playas de Caleta o Caletilla.
La verdad, es que salir a pasear en yate, nos permitió tener una tarde muy agradable con la familia, apreciar y rememorar como ha cambiado el puerto de Acapulco, algunos dicen que para bien, otros dicen que para mal, sin embargo yo creo que para destruir Acapulco se necesita más que una campaña de desprestigio o rumores filtrados en la rede sociales.
En cambio, pienso que es momento para que los acapulqueños saquemos la casta para borrar la mala imagen que los agoreros de la desgracia se han empeñado en difundir, cuando todos deberíamos estar destacando la grandeza y belleza de Acapulco.