Por César González Guerrero.
Aunque no son más de 5 comunidades por municipio, de San Marcos, Florencio Villareal, Cuautepec, Copala, Marquelia, Juchitán, Igualapa, Ometepec y Cuajinicuilapa, las que tienen la fortuna de encontrarse en la ruta carretera federal 200 que comunica a la Costa Chica, es evidente que serán las mayor beneficio con la modernización de la carretera Acapulco-Huatulco. Por supuesto que el resto de ellas también, aunque tal vez en menor proporción.
La derrama económica, bien administrada por los respectivos Ayuntamientos, se verá reflejada en sus ingresos y presupuestos, en obras y acciones modestas progresistas.
En el presente documento me permito señalar que en nuestra región Costachiquense, encontramos desde el municipio de San Marcos hasta Cuajinicuilapa, más de 20 localidades menores de 1000 habitantes que serán impactadas con la modernización ya mencionada, sin que la población y algunas autoridades conozcan el proyecto. Lo cual, en un corto, mediano o largo plazo podría causar invasiones de la vía carretera con resultados fatales, en virtud de que se colocarán locales comerciales sobre el espacio destinado al tráfico de vehículos de todo tipo de transporte y carga.
Por tal razón, es oportuno que alguna autoridad tome las medidas precautorias y considere el ordenamiento del uso de los espacios adecuados para que los paradores turísticos no sean causantes de posibles accidentes.
Solo por mencionar ejemplos, se pueden señalar los establecimientos de vendedores que se colocan en las salidas y entradas a Acapulco, que cada día, y más en temporadas altas, son motivo de graves conflictos viales.
Eso no se desea para la Costa Chica. Todo lo contrario, a tiempo se deben tomar las medidas reglamentarias para que el ordenamiento vial beneficie y no perjudique a los visitantes y pobladores de las comunidades.
Si es que existe un Proyecto o Plan de esta importante obra, seguramente, está contemplado el uso peatonal y comercial de los actualmente improvisados locales, que brinde seguridad, higiene y calidad en el servicio a los consumidores.
Desde las grandes tiendas de autoservicio y gasolineras ya instaladas a todo lo largo y ancho de la carretera, hasta las modestas pequeñas tiendas que expenden alimentos y bebidas, piedras en el rio Papagayo, artesanos de San Juan Grande y San Juan Chico, Lagunillas, en San Marcos; el Porvenir, Llano Grande en Cruz Grande; Santa Clara, la Soledad, Crucero de Jalapa (San Antonio), San José, El Líbano en Cuautepec; El Carrizo, San Francisco, El Manguito, Las Salinas, Islaltepec mejor conocido como "Las Parotas" en Copala; y las comunidades de Marquelia, Juchitán, Igualapa y Ometepec, etcétera, etc.
Todas las comunidades deben estar consideradas como beneficiarias del proyecto carretero, con orden y respeto a sus espacios y áreas públicas, accesos y caminos a sus terrenos, señalamientos visibles y oportunos, reductores de velocidad (no topes), porque modestamente, hay campesinos que requieren “bajadas” para trasladar sus cosechas y productos del campo, más en tiempos de lluvias.
Ojalá que esta obra de beneficio regional no sea perjudicial a la población. Ya veremos...
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