Por César González Guerrero
Aunque el término oficial tal parece es Tlacolole, en mi tierra Copala, municipio de la Costa Chica de Guerrero, es muy común escuchar la palabra Tacolole. Como sea, el significado de esta palabra proviene del náhuatl y quiere decir tierra para labrar.
En los meses de marzo y abril los campesinos empiezan a buscar y preparar la tierra que se utilizará en la temporada de lluvias, es decir en los meses de junio y julio.
Las familias campesinas, que normalmente no tienen tierras para sembrar, tienen que buscar a alguien que les “preste”, mínimamente una hectárea o más, y aquellos que tienen la fortuna de poseer una propiedad, ejidal o comunal, sin problema inician sus trabajos correspondientes.
Los terrenos conocidos como Tacolole o Tlacolole, son tierras nuevas que durante algún tiempo han permanecido ociosas, y se caracterizan por encontrarse en lomeríos o cerros “tupidos” de árboles o monte, mismos que requieren de un proceso diferente al Guamil (ya comentado).
Para empezar, se hace la “Tumba”, utilizando hacha y machete, de todos los árboles que durante años crecen más de 10 metros de altura y 1 metro de diámetro. Todo se hace por costumbre y tradición popular. Sin ninguna normatividad o control oficial.
Enseguida se hace la “quema” o “quemazón”, de preferencia el día estipulado en la costumbre campesina, que es el 25 de abril. Por supuesto este tipo de acciones, muchas ocasiones, provocan incendios y daños a pastizales y terrenos vecinos, sin que las autoridades puedan evitarlo.
Posteriormente los campesinos se dedican a “destroncar” y “desretoñar” el terreno, también a machete y “talacho” o “pico”, para enseguida, con el “espeque”, realizan la siembra de maíz, Ajonjolí, entre otros productos. Es muy común que los “troncos” y “retoños”, ya carbonizados sirven como leña para la preparación de sus alimentos, o sea para “cocinar”.
Este proceso de trabajo duro en el campo implica un gran esfuerzo y sacrificio en la familia campesina, ya que por falta de dinero no hay posibilidades de contratar peones (dicen “piones”). Y aunque se tenga el recurso, en estos tiempos ya no se “alquilan”, porque reciben dinero de los diversos programas sociales.
Del Tlacolole o Tacolole se pueden señalar beneficios y perjuicios, pero lamentablemente las autoridades no han ofrecido otras opciones para trabajar estás tierras que en muchos lugares de Guerrero permanecen sin el apoyo de la tecnología moderna, o mínimamente la atención para su capacitación y tecnificación.
Sin embargo, la mayoría de los campesinos, conocidos en algunos pueblos como Tlacololeros, con mucha dignidad y optimismo, continúan con esas prácticas del trabajo artesanal y rústico no obstante el olvido gubernamental. Para su suerte alcanzan excelentes cosechas, aparte del maíz y el frijol, de sandía, calabaza, entre otros.
Precisamente, en la zona centro de Guerrero, principalmente en Chilpancingo y Chichihualco, los llamados Tlacololeros han convertido esta actividad en un himno a la tierra que les otorga una producción de auto consumo.
Si alguien le interesa conocer la cultura del Tlacolol se recomienda revisar las páginas de Internet y así valoren el arte y la danza de la música de los Tlacololeros.
Aunque esta tradición dancística y musical aún no ha llegado a la Costa Chica, será muy importante su difusión en nuestra región. Eso esperamos.
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