Por Emilio Bustos Aguilar.
Después de más de 80 años, conviene recordar cómo se ha ido transformando todo, más en las actividades del campo.
En esta ocasión me permito compartir un tema que se refiere al medio de transporte más popular en mi tierra y quizá en toda la Costa Chica, en los años 1950-1980.
Aunque en la actualidad aún se pueden encontrar. Me refiero a los hermosos güililes.
Para muchos paisanos de la época, seguramente este instrumento de trabajo duro es inolvidable ya que nos permitía transportar varios productos, pero especialmente cocos, mazorcas de maíz, etc.
Los güililes eran fabricados por los campesinos exclusivamente, utilizando el ingenio artesanal y de acuerdo a lo que deseaba transportar. De tal manera que también se elaboraban güililes para "acarrear" agua del río o de los manantiales, por supuesto adaptados a las necesidades del transporte.
Los tipos de güililes se hacían con madera, reatas, bejucos, y en formas diferentes, de tal manera que la carga determinaba la forma del güilile.
Los güililes forzosamente requerían del apoyo de algún caballo, yegua, burro, burra, macho o mula.
Fue muy común el uso del güilile hasta antes de los ochenta en que se empieza a utilizar las también históricas "carretas". Tema que pronto también abordaremos.
Desde luego después de los años ochenta ya se utilizan las modernas camionetas de doble rodada y tractores especiales para trasladar cosechas y productos de los terrenos y huertas en condiciones intransitables.
Los güililes, fueron en esa época, herramientas de trabajo indispensables. En cada hogar se podía encontrar hasta 2 o 3 tipos de ellos, dependiendo de las cantidades de cosechas.
En nuestro caso recuerdo que mi Abuelo tenía dos y mi padre uno. Y mi hermano y yo otro par para los viajes exclusivos para colocar los 2 "cantaros" de agua que vendíamos a nuestras vecinas.
Así, los güililes fueron de un gran apoyo y utilidad para realizar nuestras rudas y diarias tareas campesinas.
Por ello sería muy interesante que los ayuntamientos implementarán un espacio cultural y ahí exponer los güililes y otros utensilios que fueron la base del trabajo productivo de nuestros tiempos, y que las nuevas generaciones aprecien el ingenio y creatividad de nuestros mayores.
El Centro Cultural Municipal bien podría albergar varios medios de trabajo que se van perdiendo, como los Pilones y sus respectivas Manos para "apilar" el arroz, los "metates" y su mano para "echar" las "memelas", los "matates", etc. etc.
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