Por César González Guerrero.
Por diversas circunstancias, y no importando el carácter consumista, en el calendario aparecen días muy especiales para festejar o celebrar algo importante, tanto en lo histórico, social como en lo político; y así como todos los días se celebran los onomásticos de todas las personas, el Día de las Madres y el Padre, etc, también se ha establecido recientemente el Día del Abuelo.
La celebración Día del Abuelo a nivel internacional, se realiza en fechas diferentes, mientras que aquí en México, no obstante que se atribuye al Presidente Gral. Lázaro Cárdenas, es a partir del año 1983 cuando se celebra el 28 de agosto, de manera oficial.
Como ya se sabe los Abuelos son los padres de nuestros padres, son los hombres y mujeres mayores de 60 años, considerados dentro de la etapa de la Vejez, ahora denominada de los Adultos Mayores que estadísticamente, a pesar de la pandemia del COVID, existen más de 15 millones. Son los personajes quizá más apreciados dentro la familia, aunque en algunos casos son los más olvidados, tanto en el núcleo familiar como de la sociedad en su conjunto.
Aunque también se menciona que la Iglesia Católica establece como el Día de los Abuelos el 26 de Julio, considerando como la fecha santoral de los Abuelos de Jesucristo, San Joaquín y Santa Ana, padres de la virgen María.
Esta fecha histórica, el calendario también la registra como la Fiesta de San Agustín de Hipona (por ser la fecha de su fallecimiento), más conocido como San Agustín, uno de los más importantes filósofos del cristianismo de la edad media.
Independientemente de todo, es ocasión propicia para que la sociedad mexicana dedique un día a quienes ya en su etapa final sean festejados. Lamentablemente nosotros los de la época del siglo XX, no tuvimos la oportunidad de festejarlos y hoy, en pleno siglo XXI es tiempo de homenajearlos, aún ya fallecidos y tal vez algunos aún vivos, podremos recibir mínimamente una felicitación. Los Abuelos y Abuelas se lo merecen. Nunca es tarde para hacerlo. En este marco se podrá recordar a los Abuelos, Abuelas y Bisabuelos.
Como es mi caso, en esta fecha recuerdo y rindo homenaje póstumo a mis bisabuelos maternos Sabino Aparicio Candela y Heliodora Bracamontes Cisneros (Ma Yoya) padres de mi abuelo materno Francisco (Chico) Aparicio Bracamontes y los bisabuelos maternos Joaquín Guerrero Aguirre y Refugia (Ma Luya) Tejada padres de mi abuela materna Petra Guerrero Aparicio padres de mi madre Cohinta Guerrero Aparicio; también a mis bisabuelos paternos Norberto Rios y Juana Pérez, padres de mis abuelos Paternos Gaudencio González Pérez y Eustacia Cortés Chegue padres de mi padre Santa Cruz González Cortes. Todos ya fallecidos.
A pesar de que recordamos y se sabe muy poco de ellos, en virtud de que algunos murieron antes de nuestro nacimiento, sí sabemos ahora que fueron personas muy importantes en nuestra vida.
De mis Bisabuelos, paternos y maternos, solo se calcula que nacieron entre los años 1860-1870 y murieron entre 1915-1950, mientras que mis Abuelos paternos y maternos se estima nacieron después del año 1900 y fallecieron entre 1950-1980. Estos datos solo se deducen en virtud de que en aquellos años no existían las Actas de Nacimiento, razón por la cual es muy difícil conocer datos precisos; es más en algún momento dado tampoco los nombre y apellidos completos. Seguramente nuestros Tatarabuelos vivieron entre 1820-1860.
En el Archivo General de la Nación se conservan documentales de la Administración Púbica de 1821-1910, relacionados con el Registro Civil, que se encuentran disponibles para el público en general, que bien valdría la pena los Responsables de esta Dependencia Federal podrían buscar la manera de acercar y facilitar esta información a los interesados de los municipios y comunidades.
De acuerdo con las actas de nacimiento ya utilizadas después del año 1930, se sabe que mis padres Cohinta Guerrero Aparicio y Santa Cruz González Cortes, nacieron en 1925 y 1929, respectivamente, aun con sus probables dudas. Para las nuevas generaciones, gracias a las tecnologías, ya es más fácil encontrar sus antecedentes familiares, pero sí es muy complicado hallar información fidedigna de nuestros ancestros de los años 1980 hacia atrás.
Quizá sea una de las razones por las cuales ahora, los Adultos mayores de 65 años, carecen de este importante documento, y si acaso lo tienen es con errores que en ocasiones son motivos suficientes para no recibir los beneficios de programas oficiales.
Por ello considero pertinente que este próximo Día del Abuelo en México, las autoridades Federales, Estatales y Municipales, instrumentaran algún Programa de Revisión, Actualización y Corrección de Actas de Nacimiento gratuita, con el fin de evitar que la falta de este documento sea pretexto para dejar de apoyar a quienes por cualquier razón no lo tienen o están con errores involuntarios.
Ya veremos.
¡¡Vivan los Abuelos y Abuelas de México, Guerrero y Copala!!
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