26 de enero de 2014 a la(s) 20:54
Existirá en Acapulco un precandidato a la presidencia municipal, que pueda representar los intereses políticos y sociales de todos los partidos. Nunca ha sucedido. Jamás se ha intentado lograr este consenso. Un líder social que tenga del PAN su normatividad y perseverancia. Del PRI su lealtad, su constancia e Institucionalidad. Del PRD su sentimiento de clase. Del PT la identidad con los sectores marginales. Con el Panal sus méritos educativos y del Ecologista su inquietud por el hábitat humano. Pero además, que sume el reconocimiento de la sociedad de que es un servidor público que ha dicho: “No busco el poder, sino el gobierno, para servir a Acapulco”.
Un Alcalde que sume todas las expresiones del municipio; tanto públicas como privadas. Núcleo humano de la política y el servicio. Gestor social, de sangre universal, con humildad reconocida, capacidad para resolver los aneurismas comunes y fortaleza espiritual para no ceder ante los imprevistos ni doblegarse frente a las tempestades en un vaso de agua.
Retrato hablado de quien ha escalado los más accidentados peldaños de la vida. Que conoce como Sísifo reiniciar cuesta arriba el rodaje de la piedra que se cae por su propio peso. Un político que ostenta la mayor virtud de un hombre público, que es saber escuchar sin pedanterías ni autosuficiencias.
En vez de atascarnos en ditirambos, escaramuzas y pleitos y, ante el riesgo de que acceda a la alcaldía un forastero o un advenedizo, intentemos examinar a quien tiene el bagaje y fe, experiencia, tolerancia, sabiduría, trato diligente y conciencia para resolver los problemas políticos más aguerridos.
El nuestro es un hombre que proviene de las capas sociales más modestas de Guerrero: una vez jornalero del campo, otra ayudante de mesero en la servidumbre profesional hotelera. Después dirigente sindical. Luego Regidor municipal. Hoy, en la Legislatura actual, diputado: representante con raigambre popular, hombre-pueblo, servidor de todos, consistente, creyente y equilibrado en su condición de no hacer distingos ni diferencia alguna por partido, corriente, lema, tribu, horda. Grande, sobresaliente como luce una ceiba frondosa en una pradera en donde ralas crecen pequeñas zarzas y huizaches.
Un político que piensa en la sociedad como en personas con derechos y obligaciones. Hombres, mujeres, jóvenes y niños, a los que hay que atender como mandantes de la autoridad. Y que servir es obligación de todo político con ética. Que los impuestos merecen reciclarse en beneficio de quien los paga.
Actualmente dirige el sindicato hotelero-gastronómico más numeroso por su membresía: organización estable, dinámica, ejemplo de presunción laboral para sus agremiados. Lo afirmo: es el único precandidato honesto: ningún latrocinio ni ratería desmerece su imagen y biografía.
Tiene capacidad de organización. El talento de revaluar al PRI con su trabajo perseverante. Es un navegante del mar democrático que nunca abandonó su timón. En las horas amargas del desplazamiento político no huyó de su origen ni se refugió en otra embarcación. Asumió la derrota de su partido con dignidad. Por ello pertenece a la generación de la lealtad. De ahí que los acapulqueños lo quieran. Le tienen confianza y lo respetan. Es el único con autoridad moral en este escenario de insolventes, pícaros y contumaces.
Retrato hablado de: Rodolfo Escobar Ávila.
PD: “Cuando la mayoría dice que es de día, hay que apagar los faroles”: Carlos A. Madrazo.
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