Por Noé Mondragón Norato Foto: https://vanguardia.com.mx
La comicidad es parte inherente de la política cuando muchos de sus actores se convierten en payasos de un circo que ellos mismos construyen. Deliberadamente. O por descuido e ignorancia. En una carpa pública con personajes de vodevil que actúan provocando desde el desconcierto y el asombro, hasta la hilaridad abierta. Atizando el morbo colectivo con base en actuaciones grotescas y repulsivas. Ajenas a toda comprensión dictada por el sentido común, el entendimiento y la razón. Y si no, ahí están los hechos que son tercos.
POLÍTICOS DE RISA. – La obra de esta nueva comedia política se divide al menos, en tres partes:
1.- Resulta que el síndico de Chilpancingo, Andrei Marmolejo Valle, decidió interponer sendas denuncias contra medios de comunicación y personajes políticos por un supuesto “daño moral”, tras ser exhibido realizando su boda civil en el balcón central del palacio municipal. Como es un inexperto en política, le da por defender lo indefendible. Y no entender lo entendible. No entiende, por ejemplo, que jamás debió realizar su enlace en un edificio público propiedad de todos los chilpancingueños y no de quienes están al frente de él.
No entiende que manda mensajes de excesos, soberbia y autoritarismo, al reservar para fines privados, las instalaciones de una institución de gobierno. No entiende que hay una responsabilidad moral inquebrantable por parte de los servidores públicos. Una línea invisible que, éticamente, no se debe traspasar. No entiende que cometió agravio contra el pueblo de Chilpancingo y lo menos y más humilde que debe hacer, es pedir perdón por tan desatinada e insolente decisión. Lejos de ello, le gana la prepotencia y el orgullo asumiéndose como agraviado. Lo peor es que bajo esa justificación embarra también a la 4T al asumir que “no se equivoquen, no somos iguales”. Pero en esa lógica miope y estrambótica, Marmolejo Valle es peor. Mucho peor.
2.- La segunda parte de esta risible comedia alcanza al dirigente estatal del PRD, Alberto Catalán Bastida. Porque, asumiéndose como un payaso más de esta ridícula trama del poder, envía un oficio a la alcaldesa pachanguera Norma Otilia Hernández Martínez, solicitándole “reservación y tarifas del balcón municipal” a fin de realizar un evento de su partido. Es claro que dicho oficio no será contestado.
Pero la obligación y responsabilidad política de Catalán Bastida no consiste en mofarse de la alcaldesa y del primer síndico morenistas, sumándose a la condena ciudadana, sino de instigar a sus diputados locales para que ambos personajes sean llamados a comparecer ante la tribuna del Congreso local y hasta fincarles eventualmente, juicio político. Por convertir el palacio municipal en salón de fiestas. Burlándose y faltándoles el respeto a quienes gobiernan. El dirigente perredista cayó en ese mismo juego frívolo-político de altos decibeles mediáticos. Para que el espectáculo cómico continúe ininterrumpidamente.
3.- El tercer acto socarrón lo encarna el propio dirigente estatal del Morena y diputado local a la vez, Jacinto González Varona. Cómodamente reprobó la deplorable acción del síndico municipal, pero también admitió que no le haría un llamado de atención pública, sino en privado. “En el Morena no estamos de acuerdo con las prácticas del influyentismo. Reprobamos este tipo de actos”.
Tampoco demandó del síndico una disculpa pública que, como sea y a estas alturas ya no sirve de nada. Por otro lado, González Varona excluyó deliberadamente de su condena a la edil de Chilpancingo, Norma Otilia Hernández, quien es la que “prestó” para esa boda, el balcón del ayuntamiento. Y desde luego, cobró por ese servicio. Con ello, se mostró deliberadamente como encubridor selectivo. Porque reprobó a Andrei Marmolejo y con Norma Otilia simplemente dejó pasar. Como sea, la puesta en escena de esta delirante y chistosa obra va a cobrar sus intereses políticos.
El primero es que a la alcaldesa se le están cayendo todos sus proyectos de poder. Y el segundo es que el propio síndico ya quedó literalmente descartado para convertirse en candidato del Morena a la alcaldía de Chilpancingo. Porque si abusó de su poder e influencia siendo una autoridad menor, ¿qué se puede esperar de él para cuando tentativamente, lograra ser edil? Una sola cosa: la comicidad y la frivolidad como regla.
HOJEADAS DE PÁGINAS…La salida del diputado local Joaquín Badillo de la fracción legislativa del Morena obedece a lo obvio: percibió que ya está descartado para la candidatura del Morena por Acapulco. Y como es tozudo —como el exgobernador perredista Zeferino Torreblanca— quiere a toda costa llegar como alcalde de Acapulco. Su salida del Morena causó revuelo. Porque aliado soterradamente con PRI y PRD, le quitarían el control de la Mesa Directiva a los morenistas. Y como este último partido no cuenta con operadores políticos, es probable que lo logren. Y Badillo aspira a convertirse ahora, en aspirante por el PVEM. Lo cual limita sus posibilidades de llegar. Los dados ya están jugando.
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