Por: Miguel Ángel Mata Mata
1. Un cadáver rodó por la playa.
Más allá, en dos bolsas de plástico negras, otros dos fueron escupidos por la mar. Cerquita, decenas de turistas disfrutan sus chelas, mariscos, el sol, la playa mientras bailan al ritmo de Maluma y grupo Firme.
Un bañista local, asiduo a la sal de mar, se arrepiente: “Mejor no. Será otra vez. Huele raro, muy raro. No es marea roja. Huele como a muerte”.
Un día después, en el estacionamiento del mismo hotel, y detrás del club La Playita, junto al restaurante La Mansión, se enfrentan a balazos dos grupos. Dejan una camioneta de lujo baleada donde hallan pistolas, dinero y muchas bolsitas con droga lista para su venta.
— La foto del día fue detrás y junto al hotel Calinda.
2. Por la noche se escucharon truenos y luces.
No fueron balazos. Dicen que la presidente municipal inauguró un festival artístico para que la gente se divierta y olvide sus penas. No se ha informado cuánto gastarán, pero, comentan los propagandistas, auto proclamados periodistas, que valdrá la pena.
Fue el cabildo, integrado por casi tres decenas de regidores, los que aprobaron el gasto. Son esos mismos, indecentes, los que aprobaron con aplausos la abdicación del jefe de la policía municipal: “yo no voy a arriesgar a mis policías para que se enfrenten a los malos. Eso que lo hagan otros”.
Y con esa licencia para matar otorgada por el mero jefe de la policía municipal, una regazón de cadáveres aparece en Pie de la Cuesta, La Jardín, Mozimba, Morelos, Zapata, Rena, Sabana, Colosio y todo, toditito Acapulco que escupe cadáveres con la complacencia de un cabido omiso, maiceado, corrupto.
¿Estos regidores, de ese cabildo, con esa presidente, voltean para otro lado cuando los cadáveres son escupidos en las calles y en la mar?
— Esa es, siento decirlo, nuestra terrible realidad. Porque “La virtud más es perseguida de los malos que amada de los buenos.” (Cervantes)
3. La mañana del domingo salieron a la calle.
En la Ciudad de México, un infame jefe el gobierno, Martí Batres, dijo que no llegaron a doce mil. A la mañana siguiente el jefe ideológico de éste, el presidente de México le corrigió al decir que no llegaron a sesenta mil. La contraparte aseguró que fueron ochocientos mil.
La guerra de cifras de una manifestación en contra de la propuesta de que sea el gobierno el que cuente los votos ha sido el tema central de un gobierno de MORENA, como el que gobierna en Acapulco, que evade la principal función de todos los gobiernos: ofrecer seguridad jurídica y patrimonial a sus gobernados.
Los cadáveres que la mar escupe son similares a los que aparecen en las calles de Guanajuato, Zacatecas, Michoacán, Estado de México, Jalisco o cualquier otro sitio de México donde perros callejeros corren con cabezas humanas en el hocico.
— Allá, como aquí, el estado ha abdicado.
4. La protesta contra el mal gobierno que prometió contener la violencia de un México donde ciento cuarenta mil desaparecidos desenmascaran la hipocresía del gobierno de MORENA tuvo un propósito: evitar que sea este gobierno de hipócritas el que cuente los votos y se confirme así la sentencia de Porfirio Díaz de que quien cuenta los votos gana.
Cuando en la década de 1990 el PRI aún ganaba hasta la elección de la reina de la primavera en Tlalpujahua, como en Xochis o Acapulco, el partido del Estado Mexicano o PRI-gobierno, fue definido así por Fagen y Touhy en “Aspects of the Mexican Political System”.
«El PRI no es un lugar de decisión o de responsabilidad, sino que provee servicios críticos que permiten a las élites gubernamentales mantener y ejercer su capacidad de decisión. Funciona como recluta, intermediario e integrador de las instituciones ejecutivas del gobierno centralizado».
Era un partido de Estado ¿Y qué cosa es un partido de Estado?
Según Pablo González Casanova y del Valle, abogado, sociólogo y crítico mexicano, condecorado por la Unesco en 2003 con el Premio Internacional José Martí, por su defensa de la identidad de los pueblos indígenas de América Latina, en El Estado y los Partidos Políticos en México, un partido de Estado es:
El órgano especializado en las tareas relacionadas con la lucha política para mantener el monopolio o el predominio del gobierno en los puestos de elección popular.
— ¿Se parece esto a lo que Andrés Manuel ha enviado al Congreso donde mandan sus subordinados?
5. Algo le pasó a ese viejo PRI en 1994.
Hubo una rebelión para crear el Frente Democrático Nacional encabezados por Cuauhtémoc Cárdenas, Ifigenia Martínez, Porfirio Muñoz Ledo y muchos otros, entre ellos, Heberto Castillo.
Hubo, inclusive, infiltrados de aquel PRI que no quería cambiar, para evitar que el pueblo lo cambiase, como luego sentenció José Francisco Ruiz Massieu.
A partir de ese año algo cambió en México: comenzó la exigencia de la apertura democrática y en 1996 se quita al Estado la facultad de contar los votos de las elecciones cuando es el IFE, manejado por ciudadanos, y sucede lo antes inimaginable, el PRI comienza a perder elecciones.
— Y ahora, ¿quiénes quieren volver a aquel partido de Estado?
6. Mientras México baja su índice demográfico a tan solo cincuenta mil nacidos en el último año, según datos de INEGI; la cifra de los desaparecidos crece ante la sordera del Estado Mexicano, que toma como prioridad dar vida otra vez a la vieja maquinaria de contar los votos, para perpetuarse en el poder, los ciudadanos salieron a las calles a decirle SÍ a la democracia y NO al autoritarismo.
Aquel viejo partido de Estado que hoy pretende revivir Andrés Manuel López Obrador consolidó el monopolio político e ideológico; organizó, movilizó y encauzó elecciones; seleccionó a representantes y candidatos; otorgó premios, concesiones y castigos a políticos; asumió la lucha ideológica para que las masas acepten la política del Poder Ejecutivo y que éste elabore planes y campañas electorales; enfrentó a la oposición con agresividad y el Ejecutivo se erigió en árbitro del conflicto.
7. El Poder del partido fue el del Estado.
El partido mantuvo su fuerza económica, política e ideológica con una organización autoritaria y negociadora, represiva y concesionaria, oligárquica y popular, representativa de funcionarios, líderes, jefes políticos y de masas.
No importa si el domingo salieron a las calles doce, sesenta, u ochocientos mil. Con uno que protestase sería suficiente para que el gobierno que se dice democrático hubiese volteado a atender a la minoría.
Pero no. La prioridad de un gobierno de hipócritas es revivir al viejo partido de Estado y dar el cetro de tirano a ya saben quién sin importar centenas de miles de asesinados o desaparecidos.
— Por eso. Por eso la gente salió a las calles en contra de que regrese eso y… porque la mar deje de escupir cadáveres.
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