Por Noé Mondragón Norato
Como “periodista” y editor del semanario “Acción” editado en el municipio de Iguala, el actual senador Félix Salgado Macedonio negoció en su momento, jugosos convenios publicitarios con gobiernos municipales y varios estatales priistas. Hasta que se abrió la coyuntura propicia para saltar a la política estatal de grandes ligas, de la mano del ex gobernador tricolor José Francisco Ruiz Massieu. El Toro sin Cerca era un chayotero nato. Predispuesto siempre a lucrar con la información. Venderla al mejor postor.
Por eso, al retiro reciente de la franquicia del periódico La Jornada-Guerrero, debido a sus constantes escándalos, fundó de inmediato otro medio de comunicación —El Guerrero, cuya directora general es María del Sol Salgado Pineda, otra de sus hijas—, con el fin de no quedarse fuera de los propios convenios publicitarios que hoy reparte y decide su hija Evelyn. Pero, sobre todo, él mismo. El asunto es que el naciente medio de comunicación no parece dispuesto a correr los mismos riesgos de otros medios y periodistas. Basta con rastrear los hechos.
PRENSA: CRIMEN TEMPRANO. – Casi seis meses después de haber tomado posesión como gobernador, en octubre de 2015, el priista Héctor Astudillo se encontró de frente con el primer homicidio contra un periodista. La mañana del 25 de abril de 2016, fue asesinado en Taxco, el comunicador Francisco Pacheco Beltrán. El crimen quedó impune. Como la mayoría de los ocurridos en ese negro sexenio gubernamental.
El gobierno morenista de Evelyn Salgado apenas cumplía 15 días cuando apareció ejecutado a balazos en Acapulco, el fotorreportero, Alfredo Cardoso Echeverría. Una señal altamente negativa para un gobierno “de izquierda” y, en consecuencia, que debería ser tolerante en extremo con el libre flujo de las ideas. Más allá de lo anterior, se están abriendo algunos indicadores que estarían retornando a la prensa guerrerense, a las épocas del autoritarismo e intolerancia priistas:
1.- La gobernadora Evelyn Salgado no se comprometió a resolver el crimen del periodista porteño. Se limitó a “mandar condolencias a la familia”.
Tampoco involucró al fiscal Jorge Zuriel de los Santos Barrila —que renunció a la dependencia y en realidad, no le importa lo que ocurra de aquí al 15 de noviembre, día en que la hará efectiva—, en las pesquisas. Tuvo que intervenir el presidente AMLO para enderezarle la plana: “se investigará para que no haya impunidad”, dijo en su mañanera.
El punto es que el propio Félix Salgado —otra vez por conveniencia política—, salió a solidarizarse mediáticamente con Ernestina Aguilera Lucas, hermana del desaparecido periodista y editor de la revista Mundo Político, Leodegario Aguilera Lucas —levantado del hotel Fiesta del Mar, el 22 de mayo de 2004—, cuando demandó al finado ex gobernador tricolor René Juárez Cisneros, la presentación con vida de su hermano, quien al final, nunca apareció.
Hoy, ante el crimen de Alfredo Cardoso, el senador morenista ha guardado silencio. Sepultó con ese mismo y condenable gesto, su pasado como periodista que lo situó después, en los pestilentes laberintos de la política.
2.- La alcaldesa de Acapulco, la también morenista Abelina López Rodríguez, culpó a la prensa por informar sobre la desbordada violencia e inseguridad en el puerto. Para ella, el estado óptimo es que los comunicadores porteños no divulguen esos hechos “así como ocurre en Cancún”. Literalmente, demandó tapar el sol con un dedo. O de plano, que no se consigne esa barbarie. Por ese falso debate atravesaba cuando ocurrió el crimen del periodista Alfredo Cardoso. Y desde ahí, ha enmudecido.
Es decir, tuvo que morir un comunicador para que la alcaldesa despertara del sueño placentero y surrealista por el que atravesaba. El problema es que sigue sin mover un dedo al respecto. Porque el bando de policía municipal no funciona ni garantiza seguridad alguna. Nadie está a salvo. Ni en las calles ni en sus viviendas, dado que al periodista antes de asesinarlo, lo fueron a sacar de ella. Los riesgos contra la prensa guerrerense crecen rápido en el gobierno de la 4T morenista.
HOJEADAS DE PÁGINAS… Desde el PRD nacional calmaron los ímpetus desbordados del ex edil de Acapulco, Evodio Velázquez Aguirre, quien desde la orfandad política se movilizó repentinamente y con ruidoso escándalo mediático, con el fin de regresar a dicho partido político “a sus orígenes de izquierda”. El dirigente nacional perredista, Jesús Zambrano evaluó que, sin una alianza partidista futura con el PRI o el PAN, su partido estaría condenado a desaparecer. En ese punto se extinguió la fiebre política de Evodio.
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