Por Jorge Romero Rendón Foto: https://www.facebook.com/
Si un legado nefasto dejó la exalcalde Adela Román Ocampo en Acapulco, fue improvisar un gobierno ineficiente, corrupto e indefendible, que ahora está empezando a aplicar también la segunda alcalde de Morena, Abelina López Rodríguez, que encima puso de moda el chisme, la maledicencia y un caprichoso estilo chicharronero que se ve mal, pero que va con su personalidad.
Antes de llegar a la presidencia municipal de Acapulco, Abelina presumía de humildad y de sus supuestos orígenes humildes, para desbocarse nada más haberse subido al primer ladrillo que encontró, demostrando una soberbia y una prepotencia que en nada ayudan a darle credibilidad a su intento por “aplicar la 4T” en el puerto.
El cambio de gobierno sólo es de fachada, de morena a prieta, entendidos los términos en función del destino que le aguarda a Acapulco por tres razones principales:
Primero, porque la presidencia municipal actual es, ante todo, un negocio servido para que los personajes que financiaron la compra de la candidatura y la campaña –con todo y compra de votos- de Abelina se cobren el dinero que apostaron, más los altísimos intereses al costo de dejarlos hacer negocios y sustraer presupuestos, que al final pagarán los acapulqueños con sus impuestos y contribuciones.
Segundo, porque de la misma forma Abelina busca acumular su propia fortuna personal, a imagen y semejanza de su maestra y antecesora en el cargo, la señora Román Ocampo. No en balde, luego de la alharaca del inicio de su gobierno al denunciar faltantes, deudas y desvíos del dinero de las arcas municipales durante el período 2018-2021, doña Abelina se apresta a hacer lo mismo, pero a un ritmo corregido y aumentado por las experiencias de su comadre-magistrada.
Y tercero, porque parece que la historia reciente no les ha enseñado nada a quienes han gobernado y gobiernan desde el ayuntamiento de Acapulco: tendrán que limitar sus ambiciones, porque en los hechos el apoyo prometido por el presidente Andrés López Obrador es “de chismito”. Tendrán que aplicar los recursos al abasto de agua, a la recolección de basura y a todas las obras y servicios que prometió Abelina…
Imposible, el aumento presupuestal prometido por AMLO…
Porque lo que vienen son anuncios presidenciales de mayor apoyo presupuestal, pero por debajo del agua les serán reducidos los dineros al estado y al municipio por tres vías: los recortes para compensar la continua disminución de la recaudación federal; los recortes por compartir los costos de los programas sociales de becas y pensiones; y por la omisión de la construcción de obras públicas prometidas y presupuestadas, pero no ejecutadas por la federación.
Hay que recordar que a la señora Román Ocampo también le prometieron apoyo, pero en los hechos no se hizo ninguna obra importante (la remodelación del parque Papagayo fue convenio con el estado), no le rebajaron ni un peso de los adeudos de electricidad de CAPAMA con la CFE, y los grandes programas anunciados por el presidente para atender a colonias populares contra la pobreza y marginación, resultaron más falsos que la palabra de la exalcaldesa.
Así es que Abelina tiene que tener cuidado con lo que roba, so pena de crear otra ola de descontento social y descrédito como la que acompañó los últimos meses de la Román, de quien se constataron todas sus mañas.
En ese marco, es mayor la gravedad de las declaraciones agresivas de la alcalde, pues al crear un clima de crispación y de enfrentamiento con la prensa y con ciertos sectores sociales, se está dando un disparo en el pie: con poco dinero, pocas obras y con mentiras desde los gobiernos federal y municipal, sólo podría contar con apoyo social si responde a las expectativas de la gente y si sabe ganarse al menos el cariño genuino de los acapulqueños… y si la prensa se hace eco real de un gobierno de resultados.
Ojo: no se puede gobernar sin la gente y sin la prensa, porque una alcalde ciega, sorda y muda servirá sólo para dar pena… o coraje. La decisión es suya, dependiendo qué quiera cosechar para poder reponer los 50 millones de su candidatura y otros muchos millones para hacerse el futuro próspero al que aspira por la vía de los negocios con obras y adquisiciones y del desfalco…
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