Por Juan Manuel Millán
Un discurso nostálgico y un tanto pesimista, es el que hace algunas semanas ha venido expresando el aspirante priista a la gubernatura de Guerrero, Manuel Añorve Baños, con el cual deja abierto el camino para que su homólogo priista Mario Moreno remonte en las encuestas de preferencias en tan solo unas cuantas semanas.
Manuel, fuera de su estilo personal, ha sorprendido a sus huestes y a sus amigos periodistas, especialmente a los de cierto grupo de comunicadores identificados con su persona y su candidatura, pues de unas semanas para acá, dejó de permear aquel discurso seguro, firme y contundente como solía escucharse al chaparrito cabrón en las altas tribunas.
“Sí soy gobernador”, se escucha decir a Manuel, cuando en otras contiendas en campaña ofrecía: “Cuando sea gobernador”. Ahora su discurso es más negociador: “Sí no soy, me sumo con el ganador…”
Lo cierto es que el chaparrito ya no crece en las encuestas que antes lo mencionaban como el único prospecto para la gubernatura de Guerrero, desde que ganó la senaduría por Guerrero, aunque en realidad tiene casi 18 años queriendo ser gobernador.
Hoy, a casi una semana de que el Revolucionario Institucional defina a su candidato, Mario Moreno ha alcanzado en números a Manuel, con la ventaja de que Mario tiene el menor número de negativos en el PRI y también al ser medido con el perredista Evodio Velázquez.
Y es que aunque pareciera que en Guerrero el PRI se encuentra derrotado en el terreno electoral, según los resultados de la elección inmediata anterior, en el 2021 hay varios indicadores que podrían darle el triunfo al candidato que surja de la alianza PRI, PRD y de facto con el PAN, con los simpatizantes del abortado partido de México Libre; los desencantados del gobierno de Andrés Manuel (que ya no estará en la boleta) y el voto de castigo que aporten los simpatizantes de los aspirantes derrotados de la justa interna de MORENA, ya que en el hijo, en ese instituto político nieto del PRI, no hay un liderazgo visible que sepa aplicar la operación cicatriz.
Tratándose de una familia, diríamos que en el abuelo PRI y en el padre PRD hay una vieja estructura electoral de 80 y 30 años de experiencia, que no se debe menospreciar, pues tienen en su poder la gubernatura y el mayor número de presidencias municipales en Guerrero. Y no se diga un Congreso cargado hacía donde dicte la política del mandatario priista en turno.
A menos de una semana de que el PRI defina a su candidato, todo parece indicar que se han unido los planetas en torno a la figura de Mario Moreno Arcos, quien no solamente ha ganado las últimas 6 elecciones en que ha participado. Mario, en los últimos años ha estado al frente de la política de Desarrollo Social en una administración pública bien vista y bien evaluada por el presidente López; lo que no ocurre con Manuel estando en la tribuna del Senado.
A todo esto, no hay que olvidar lo ocurrido recientemente en Coahuila e Hidalgo. Además, sí de astrología se hablara, los planetas que se han unido sus energías literalmente en torno a la figura de Mario Moreno, serían Figueroa Alcocer, Aguirre Rivero, Juárez Cisneros y Astudillo Flores. Cacicazgos, dirían algunas leyendas urbanas, pero es real.
Y es que el escenario político en Guerrero, cada vez es más alentador para el candidato de la alianza formal PRI-PRD. Sobre todo, si se da por acertado el comentario muchas veces mencionado, en el sentido de que al presidente Andrés Manuel no le interesa que su partido gane la gubernatura de Guerrero sino las 9 diputaciones federales que se disputan en la enditad.
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