Por Andrés A. Solís
No falta quien diga: “ya que se acabe este año”, con la esperanza meramente simbólica de poner fin al peor año que nos ha tocado vivir.
Claro que son meros deseos, porque amaneceremos el 1 de enero de 2021 con la misma pandemia que tanto nos ha afectado este 2020.
¿Y qué nos depara el 2021 para los medios y periodistas?
Definitivamente las cosas no cambiarán mucho respecto a lo que estamos aún padeciendo y trataré de ponerlo en los siguientes escenarios:
La pandemia que sigue
Sí, aunque no nos guste, pero el 1 de enero de 2021 amanecerá con la misma pandemia por Covid-19 que hemos vivido los últimos 10 meses. Nada cambiará en la vida cotidiana de medios y periodistas que seguirán teniendo el mismo tema en sus portadas, casi casi con las mismas malas noticias sobre nuevos contagios y defunciones.
El arranque de la jornada nacional de vacunación en México ha dado un aire distinto a la cobertura periodística, quizá optimista, pero que se conjuga también con la aparición en Inglaterra y Nigeria de al menos dos nuevas cepas de este coronavirus SARS-Cov2.
Una crisis que insiste en hacernos desfallecer
Si ya antes de la emergencia sanitaria mundial los medios enfrentaban una creciente crisis económica por la falta de ingresos y la caída en el mercado publicitario mundial, este 2021, con el alargue de la pandemia, la economía de los medios seguirá en picada, especialmente de los medios tradicionales como los impresos, la radio y la TV, que ante el confinamiento siguen perdiendo audiencia.
Y aunque el consumo de noticias en medios digitales ha aumentado y con ello han recuperado credibilidad, eso no se traduce inmediatamente en ingresos suficientes para que sean sustentables económicamente.
El mayor impacto en esta precarización económica es la contracción de empleos y salarios de todas las personas involucradas en el proceso de construcción de la noticia y no solo de periodistas.
Falta respaldo institucional
Otro daño colateral de la pandemia fue el estancamiento de los modelos y esquemas de protección del trabajo periodístico en México, que se vio agravado al ser este 2020 el año con la mayor cantidad de asesinatos cometidos contra periodistas de que tengamos memoria.
El mecanismo de protección de personas defensoras de derechos humanos y periodistas de la Secretaría de Gobernación no solo no pudo modernizarse, sino que enfrentó una crisis política tras la desaparición del fideicomiso del fondo de protección, lo cual en realidad es una noticia positiva.
Pero en los estados la situación tampoco mejoró. La pandemia le dio el mejor pretexto a gobiernos estatales para no crear unidades de protección que debieron instalar desde 2017.
Se cayeron los de por sí escasísimos programas de capacitación que funcionaban con cierto éxito con respaldo de gobiernos locales.
Y en aquellas entidades donde no existen leyes de protección ni que garanticen el libre ejercicio del periodismo, simplemente las agendas quedaron más perdidas que nunca. Así iniciaremos el 2021.
Pueden contactarme a través de Twitter: @aasolisa
Andrés Solís A. es periodista, autor del “Manual de Autoprotección para Periodistas” y de la “Guía de Buenas Prácticas para la Cobertura Informativa sobre Violencia”.
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