“En esencia, el problema consiste en cómo el saber… se relaciona con el poder”. Giovanni Sartori.
Por Efraín Flores Maldonado Foto: http://www.eluniversalqueretaro.mx/
Giovanni Sartori nació en Italia en 1924 y falleció en el 2017; fue uno de los politólogos más influyentes en las últimas décadas en el análisis de las estructuras del poder y en especial, en la fundación y desarrollo de la ciencia política.
Su texto “La política” fue publicado en italiano en 1979 y su primera edición en español, data de 1984. En 333 páginas y 10 capítulos, el florentino aborda temas interesantes entre otros, un riguroso y profundo análisis del instrumento lingüístico en el que destaca el valioso significado de las palabras convertidas en lenguaje para dibujar imágenes del pensamiento; frontalmente señala que uno es, “el lenguaje corriente” entre las personas comunes y el “lenguaje erudito”, característico en cada rama de las ciencias, en especial de la ciencia política. También transita desmenuzando los contenidos fundamentales de filosofía y ciencias, estableciendo que estas nacen “cuando se separan o se desprenden de la filosofía”, creando sus lenguajes particulares. Aborda la importancia que tienen los objetos de estudio y los métodos usados para analizarlos. Avanza refiriéndose a las teorías; la teoría sin práctica que la confirme o niegue… y la práctica sin orientación teórica.
Se refiere también a los equilibrios materiales, físicos… y políticos. Se pregunta ¿qué es la política? Y los medios que utiliza para su configuración e implementación. Dedica largo discurso a los métodos utilizados por la ciencia política desde la observación, experimentación, verificación y comparación, que sintetizan básicamente lo que conocemos como el método científico. En todos los casos, establece que influye en política la geografía, religión, medio ambiente, urbanización, educación… en síntesis, texto y contexto de una realidad material y social determinada por un tiempo y en una geografía concreta. En sus últimos capítulos se refiere a “la política y los intelectuales”. Avanza hacia el extremo y afirma que en la actualidad existe “poder sin saber… saber sin poder… los que saben y tienen poder… y los que tienen poder y también saben”.
Esta separación entre saber y poder, ha dañado históricamente la eficacia y el prestigio del poder público. Recuerda con añoranza el sueño platónico de que, “los filósofos conquisten el poder o que los poderosos adquieran filosofía”. Se pregunta si los hombres de ciencia y cultura que van adquiriendo poderes públicos, gobiernan como políticos… o como científicos, afirmando que lo ideal sería que, con fundamentos científicos, que los gobernantes científicos o no, actúen preferentemente como políticos, porque “un gobierno asistido por el saber, se va convirtiendo gradualmente en un poder potencialmente ilimitado”.
Apuesta al hecho de que, “las instituciones colonizadas por intelectuales, se vuelvan más eficientes, justas… y dominantes” … pues el intelecto desde las cúpulas, podrá prever… para proveer. Urge a que los poderes públicos absorban en sus estructuras al intelecto, con lo que “su ganancia sea la sobrevivencia del poder político con vitamina y fertilizante intelectual”. *Doctor en Ciencia Política
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