Por Noé Mondragón Norato Foto: https://www.atiempo.mx/
«Vende caro tu amor, aventurera y aquel que de tu boca la miel quiera, que pague con brillantes tu pecado». Es el inicio de la canción Aventurera del extinto compositor Agustín Lara. En esa sintonía se han ubicado hoy los partidos políticos pequeños o bonsái, que intentan encarecer la negociación ante los escenarios de crisis política y desconfianza hacia los partidos políticos tradicionales. Un bache en el que ya cayó el Morena, pese a los vanos intentos de sus militantes por vender encuestas de ficción donde aparecen encabezándolas. Hay que ir por partes.
BONSÁI: SOPORTES. – En el fondo, los partidos políticos con escasa presencia, pretender jugar el papel de soporte de los partidos grandes, con el fin de abrir negociaciones por adelantado y conservar su registro ante el INE. Dos de esos partidos se encuentran a la espera de cómo se definan sus respectivas participaciones electorales. Para montarse cada cual, en su propia ola. 1.- El Partido del Trabajo (PT) se alinea según la circunstancia. En la elección de gobernador de 2005, se unió con el PRI y perdió. Como consecuencia de ello, no pudo ganar ninguna alcaldía. Pero negoció con el PRI, empujar a la 58 legislatura (2005-2008) a dos diputados locales plurinominales: Rey Hernández García y Marcos Zalazar Rodríguez. En la elección de gobernador de 2011, se transformó en «partido de izquierda» uniéndose al PRD y al partido Convergencia. Como no es un partido competitivo en las urnas, en la elección del año siguiente que renovó alcaldes y diputados locales, solo logró empujar un diputado plurinominal en la 60 legislatura (2012-2015): Jorge Salazar Marchán. Ganó la alcaldía de Tlapa. El triunfo en Acapulco con el PRD lo fortaleció. Y conservó su registro. Luego, permaneció en la elección de gobernador de 2015 al lado del PRD, pero esta vez perdió. Ya encarrerado como «partido de izquierda», se sumó al Morena en la elección presidencial de 2018. Y ahí le fue mejor. Hoy el PT aparece desdeñado por el Morena en Guerrero. Por eso su dirigente nacional Alberto Anaya ―un viejo lobo de mar que, desde el 8 de diciembre de 1990, es dirigente inamovible del PT―, lanzó el dardo en febrero de este año con la mira puesta en la elección de 2021: si no hay acuerdo con el Morena «podría haber alianza con otros partidos menos con el PRI e iríamos a la competencia con candidato propio.» Tiene tres cartas como prospectos: los ex perredistas Beatriz Mojica Morga y Sebastián de la Rosa y el ex edil de Tlapa por ese partido, Victoriano Wences Real. 2.- Otro de los partidos bonsái que ha cambiado su plumaje político es el Partido Verde Ecologista Mexicano (PVEM). De la mano del llamado “Niño Verde” Jorge Emilio González Martínez ―hijo del fundador de ese partido, Jorge González Torres―, tendió alianzas permanentes con el PRI y se sumió en escándalos de corrupción. En la elección de gobernador de 2005, fue en alianza con el PT y con el PRI. Arropó al candidato presidencial priista, Roberto Madrazo en la elección federal de 2006. Luego, en la elección de alcalde de Acapulco en 2008, se alió de nuevo con el PRI. Ganó con Manuel Añorve. Esa misma alianza la repitió en el proceso electoral de gobernador de 2011, yendo de nuevo en alianza con los tricolores. Al ex presidente Peña Nieto también se sumó en 2012. E hizo alianza con el propio PRI en la pasada elección presidencial de 2018 con Meade. Por arreglos políticos inconfesables entre AMLO, el gobernador chiapaneco Manuel Velasco Coello ―distinguido miembro «verde»— y el actual dirigente nacional del PVEM, Carlos Alberto Puente Salas, ahora resulta que ese partido, aliado histórico del PRI, «ya es de izquierda». Vestido con su nuevo y burdo ropaje, apoyará alianzas con el Morena en la cercana elección de gobernador de 2021. La circunstancia lo hizo cambiar de bando. En el PRI ya no había futuro. Los del PVEM ven como su salvador a Manuel Velasco —quien compitió por el gobierno de Chiapas en 2012 cobijado por la alianza PRI-PVEM-Nueva Alianza—, personaje «consentido» de López Obrador. Los partidos bonsái están empoderados. Y como la Aventurera, venderán caro su amor. Por enésima ocasión.
HOJEADAS DE PÁGINAS…Identificado en su momento como uno de los Cuatro Fantásticos en el PRD, el actual regidor de ese partido en la comuna porteña, Víctor Aguirre Alcaide, amenaza con buscar la candidatura a la alcaldía de Acapulco por el PRD. Se anotó desproporcionadamente en 2015 como aspirante a gobernador. Y todo, para no quedar fuera de las nóminas de gobierno. El votante ya debe poner fin a este ciclo parasitario de personajes que evalúan ser propietarios de los cargos públicos. Y caen en ellos una y otra vez.
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