Por César González Guerrero
Como todos los servicios públicos nunca llegan tarde, siempre llegan a su tiempo. Así, la atención a los niños en edad preescolar, también conocido en su momento como Kínder o Educación Inicial, en el municipio de Copala, llega en el año 1959 con los primeros maestros particulares doña Carmen y su hermano Rafael (nadie recuerda sus apellidos), dos maestros jubilados veteranos de origen poblano, quienes atienden a los pequeños (sin importar la edad) hijos de las familias Figueroa Galeana (el Dr. Don Aniceto Figueroa Dimayuga y su esposa la Señora Rosita Galeana Galeana); Silva Narciso (Don Frumencio Silva Suastegui y su esposa Doña Celsa Narciso; Gutiérrez Tenorio (Dr. Jesús Gutiérrez y su esposa Leticia); De la Rosa Jaimes (Don Joaquín de la Rosa Ávila y su esposa la señora Agustina Jaimes); Damián Muñoz (señor Félix Damián Chopin y su esposa señora Ignacia Muñoz Lorenzo); Gutiérrez Pérez (Señor Concepción Gutiérrez y su esposa señora Lucia Pérez); Moctezuma Silva (Señor Nieves Moctezuma y su esposa señora Lidia Silva Suastegui); González Marín (Doña Sidronia Figueroa González) y González Guerrero (el señor Santa Cruz González Cortes y su esposa Cohinta Guerrero Aparicio). Se pueden considerar como las familias pioneras de la educación preescolar en Copala.
Fuimos afortunados: Matilde de la Rosa Jaimes; Esperanza Damián Muñoz; Dulce María Gutiérrez; las hermanas Cristina y Antonia Gutiérrez Pérez; las hermanas Angélica, Lucia y su hermano José Guadalupe Figueroa Galeana; las hermanas Hilda, Elsa “Lita” y sus hermanos Arturo, Emilio y Frumencio Silva Narciso; Javier González Marín; Gray Aniceto Casarrubias Silva y su servidor. El grupo selecto de pequeños copaltecos que tuvimos la oportunidad de estar atendidos por maestros recién llegados de la ciudad de Puebla a Copala. No hubo otra generación para estar estudiando el Kínder, que se ubicó en una local propiedad de la señora Sidronia Figueroa González, en lo que actualmente funciona una tortillería. En medio año de servicio logramos integrarnos, uniformarnos, y ser educados muy a la manera de los maestros de la época, estrictos y muy responsables.
Los maestros poblanos no duraron más de 6 meses y tuvieron que emigrar a otras partes y dejaron
el grupo a cargo de Petrita Figueroa Galeana, quien por su formación y calidad moral nos atendió, sin recibir algún documento oficial.
Después de ello no volvió a existir la atención a los pequeños en edad preescolar y tuvieron que pasar muchos años para que en el año 1970 se fundara el primer Jardín de Niños “Federico Froebel”,
que en su inicio funciono en una de las aulas de la escuela primaria Miguel Hidalgo y Costilla (en donde actualmente está el mercado municipal) y posteriormente en el año 1980, se construye su edificio propio en la colonia Celaya de Copala. Actualmente se les llama estancias infantiles o CNDIS, pero independiente de ello lo más importante es que ahora todos los menores son beneficiados en este nivel educativo desde la etapa maternal.
Que sirva el presente trabajo como un homenaje póstumo a Doña Carmen y Rafael, que sembraron
en tierra fértil. También a nuestros padres que hicieron posible la fundación de la educación elemental. Y un reconocimiento a nuestros pequeños amigos y amigas de esa inolvidable época. A los ya fallecidos que descansen en paz y a quienes aún viven, van nuestros mejores deseos para que estén bien. En hora buena paisanos.
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