Tal como lo publicó este diario ayer, Aguirre demandó que se investigue también al Ejército mexicano por alguna probable responsabilidad con el desalojo de los estudiantes de Ayotzinapa del lunes pasado, que provocó la muerte de dos normalistas.
A ver ¿para qué confrontarse con los militares, sobre todo después de que en otra desafortunada acción del vocero aguirrista, se le quiso cargar la responsabilidad a la Policía Federal, tema que fue muy criticado por la prensa nacional y fue contestado con la difusión de un peritaje de los federales que demostró la responsabilidad exclusiva de los policías estatales y ministeriales?
Todo el mundo sabe que los soldados llegaron casi al final del enfrentamiento, respondiendo a una llamada de auxilio, y que no hay evidencias de que alguno de ellos hubiera participado en la balacera.
Sin embargo, el reclamo aguirrista de que se investigue al Ejército parece un nuevo intento de escurrir el bulto –ya ven cómo le fue al exprocurador López Rosas por andar inventando mentiras bajo los efectos de su fantasía y de su desinformación para tratar de salvar su pellejo-, estrategia que debe abandonarse porque TODOS los ojos del país están puestos en que se deslinden responsabilidades y se castigue ejemplarmente a los culpables del doble homicidio.
Porque hay que recordar que el propio gobernador retiró el tema del video en que presuntos federales golpean a un normalista, que fue dado a conocer a los medios locales y nacionales, y que fue respondido por la PFP con la contundencia del peritaje mencionado.
Luego entonces ¿no escarmientan los asesores del gobernador? ¿Para qué tratar de poner al Ejército bajo sospecha?
¿Los cesaron o renunciaron?
La otra tontería de los asesores aguirristas fue haber boletinado una frase en la que el gobernador agradece a los ya impresentables López Rosas y Ramón Almonte por haber ofrecido su renuncia a los cargos como procurador uno y titular de Seguridad Pública el otro.
¿Pues qué no los había cesado Aguirre de sus cargos? ¿No era eso lo que esperaba la opinión pública, como presuntos responsables del desaguisado del lunes? ¿No fue eso lo que le bajó presión al gobierno de Guerrero 24 horas después del doble homicidio de normalistas que tanto ha indignado a este país? ¿Qué no leen la prensa nacional?¿Qué no era necesario dejar el tema como estaba en lugar de ofrecerles una innecesaria cortesía política que no se merecen a la vista de nadie?
De manera que si las torpezas en el manejo de la información oficial del régimen siguen como van, no habrá manera de que nadie le eche un poco la mano al mandatario para que salve no solo su gobierno, sino su propia condición de estadista capaz de hacer justicia en su propia casa, arrostrando los costos que eso implique.
Porque lo único que queda es esperar. Nada de lo que diga el gobernador –al que ya están exponiendo demasiado con declaraciones diarias- por ahora contribuirá a resolver la crisis, si no se termina primero la investigación y se presenta a los culpables. Mejor, silencio. Que hable la justicia y luego que digan lo que quieran. Y mientras más pronto, mejor.
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