Se han tenido que invertir importantes recursos para que Guerrero baje hasta el sexto lugar como entidad donde se generan homicidios dolosos.
El mérito, es del gobernador Héctor Astudillo Flores, quien no baja la guardia junto con el Grupo de Coordinación Guerrero; todos los días están alertas con atención al tema de la seguridad.
Resulta alentador que la Secretaría de Gobernación considere a Guerrero y lo muestre ante los ojos de la nación en el sexto lugar como entidad con 36 por ciento donde se cometen homicidios, en el primer cuatrimestre comparado con el año 2018.
El gobernador Astudillo Flores recibió el estado de Guerrero en el año 2015 casi en llamas, por las acciones radicales de grupos disidentes; poco a poco logró pacificar a la entidad mediante acciones y programas sociales, sin necesidad de acudir a la violencia ni mucho menos a la represión como ocurría en el pasado ya lejano. Se impone el diálogo, los acuerdos y la cordialidad entre gobierno y sociedad.
Es lamentable que cuando el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública de la Secretaría de Gobernación aporta datos alentadores para el estado de Guerrero, se den hechos luctuosos como el asesinato de un ex directivo del equipo de futbol de tercera división y su escolta. Eso opaca la buena noticia que pacifica la entidad. No se vale.
No se trata de festinar nada; simplemente se dan a conocer cifras y estadísticas donde Guerrero deja de ser entidad donde se perpetrar ejecuciones dolosas. En abril hubo 129 víctimas, 102 menos que en ese mismo mes de 2018 cuando hubo 231 víctimas, 44.2% menos.
Cada gobierno estatal, cada sexenio, es diferente. Por ejemplo, al gobierno encabezado por Rubén Figueroa Figueroa (1975-81) le tocó enfrentar la llamada “guerra sucia”. Toda la fuerza del Estado Mexicano enfrentó a los remanentes de las guerrillas de Lucio Cabañas y Genaro Vázquez. Era el exterminio: todos contra todos, una guerra sin cuartel.
Al gobierno encabezado por Alejandro Cervantes Delgado (1981-87) le correspondió curar heridas, hacer tejido fino y llevar la paz y la concordia en Guerrero. Don Alejandro pacificó la entidad, aunque hubo cierta etapa de violencia que fue superada por su política incluyente y de alto contenido social. Don Alejandro, fue un gobernante querido y respetado. Se le extraña.
Después, a José Francisco Ruiz Massieu (1987-93), le tocó enfrentar a un beligerante PRD que trató de apoderarse del estado de Guerrero; casi lo logra el entonces “partido de la sangre y la violencia”. El PRD había crecido como nunca.
Ruiz Massieu, mediante el uso de la fuerza y la negociación, logró pacificar el estado. No fue fácil; sortear muchos escollos e hizo de Guerrero un estado próspero mediante la construcción de la Autopista del Sol Cuernavaca-Acapulco más otros proyectos de gran dimensión. JFRM, era un gran politólogo; iba ser presidente de México, pero lo asesinaron.
Rubén Figueroa Alcocer (1994-99) arrancó su gobierno con mucho entusiasmo emprendiendo buenas obras, pero su política fue de mano dura; quizás se equivocó, lo cual le costó la caída del poder tras la masacre de 17 campesinos en el vado de Aguas Blancas (Coyuca de Benítez).
Ángel Aguirre Rivero (1996-99), fue gobernador interino; no lo hizo mal. Fue un mandatario entusiasta, emprendedor, carismático y con alto sentido social. La ciudadanía lo respaldó en su tiempo y momento.
Después, René Juárez Cisneros (1999-2005) hizo un gobierno cercano a la gente; René, modernizó no sólo la capital estatal, sino relanzó Acapulco y los principales sitios de atracción.
Juárez Cisneros, motivó muchas inversiones en Guerrero que dan empleos a miles de guerrerenses; trajo a esta entidad eventos de clase mundial como el Abierto Mexicano de tenis. Intentó que Acapulco tuviera equipo de futbol de primera división.
Con René Juárez Cisneros, como gobernador, se acabaron las balaceras en plena Costera; no hubo ejecutados en la vía pública, como ahora ocurre. En aquellos tiempos, los capos se respetaban… ¿Cómo le hizo?... ¡Quién sabe!
“Ni puedo, ni quiero, ni tengo ganas…”, dicen que dijo el ex mandatario Zeferino Torreblanca Galindo (2005-11), cuando le preguntaron si su gobierno iba a combatir al crimen organizado.
El hombre de la “Z” –afirman sus malquerientes- se la llevó “de a muertito” durante todo su sexenio; no hubo obras de relevancia ni nada que presumir. Su equipo, amigos, compadres y cercanos, salieron bien forrados ($$$$$$$) de ese sexenio.
La carretera de cuota Chilpancingo-Tixtla, de 15 kilómetros, se hizo en “tiempo “récord” de 6 años; es la única obra que se le recuerda al Zeferino; dicha vía, es que la utilizan los “ayotzinapos” para secuestrar autobuses y perpetrar todo tipo de latrocinios.
Lo único positivo que la ciudadanía guerrerense le recuerda a Zeferino Torreblanca, es su mano dura -de hierro- en contra de los ayotzinapos y los corruptos lucradores sociales; también, casi ahoga financieramente a un medio informativo de Acapulco que alienta a grupos radicales y extremistas.
Zeferino, nunca se dejó chantajear por esos corruptos y cínicos de la trasnochada “izquierda” Eso, lo vio bien la gente… Mañana le seguimos con el tema… Punto… Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
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