Texto y foto de César González Guerrero
Si en algo se puede apoyar a las autoridades de los tres órdenes de gobierno correspondientes, en
esta grave crisis sanitaria, es que los ciudadanos y prestadores de servicios públicos y privados apliquen estrictamente las indicaciones ya conocidas. Si alguien no lo hace es una irresponsabilidad que se debe evitar antes de que se incrementen las tasas de mortalidad del COVID 19.
En Guerrero no debemos regresar al semáforo rojo y esa es nuestra responsabilidad.
A la fecha son muy escasos los establecimientos que, si están cumpliendo con esta normatividad y se pueden mencionar algunas tiendas de autoservicio, instituciones bancarias y dependencias del sector gobierno, en donde las personas que atienden si exigen a los usuarios y clientes cumplan esta obligación legal y moral.
En este tipo de espacios es obligatorio el uso de cubrebocas, aplicación de gel antibacterial y la sana distancia. Aunque la verdad, la invitación de «Quédate en casa» cada día se está relajando más y la gente circula como si nada pasara. Es un asunto que debería reiterarse para evitar mayores contagios y fallecimientos.
Lo anterior viene a colación porque las carreteras diariamente están saturadas de vehículos de todo tipo y más aún del transporte público sin que nadie les llame la atención. Y quizá eso no sea el problema porque finalmente mientras se cumplan las medidas preventivas no pasaría a mayores, sin embargo, es un asunto que debemos de revisar todos, porque hay quienes no atienden las indicaciones oficiales como es en el caso de las líneas de transportes que circulan en la Costa Chica y quizá en todo el país.
Lo más grave es que se avecinan los días de festividades populares y de mucho movimiento y alguien debe responsabilizarse para que en los días de muertos y vacaciones de diciembre, los transportes de pasaje de las líneas respectivas, acaten las medidas contra la pandemia.
Específicamente me refiero a esas líneas porque es lamentable ver cómo, desde la atención a los usuarios en ventanillas para adquirir el boleto, hasta el recorrido de más de 200 kilómetros de Acapulco a Oaxaca, los operadores y sus acompañantes no cumplen con el protocolo de la pandemia. Mucho menos exigen su cumplimiento a sus usuarios. De tal manera que todos están expuestos al contagio.
Por si fuera poco, fuman, no respetan señalamientos de velocidad, exponiendo a sus pasajeros, muchos de ellos ya de por si enfermos que viajan a atenderse a los hospitales que existen en las grandes ciudades.
Esta falta de responsabilidad de las empresas merece una llamada de atención urgentemente.
No tiene caso que el gobierno difunda las medidas sanitarias para no llegar otra vez al semáforo rojo, si hay este tipo de instituciones de servicio público que no las llevan a cabo.
Ojalá que haya alguna autoridad que oportunamente, verifique su cabal aplicación y de esa manera apoyen a los tres órdenes de gobierno, de lo contrario la pandemia seguirá afectando a los más pobres que son los que utilizan el servicio público de transporte. Estamos a tiempo. Ya veremos.
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