Por Alfredo Guzmán
Cuando observo que 18 personas, entre hombres y mujeres, se han apuntado para ser postulados como candidatos a gobernador del estado de Guerrero, por el Partido Morena, entiendo que muchos sin ninguna posibilidad, sólo aspiran a que les den una limosnita por favor.
También entiendo que los que pueden ser nombrados, han movido a sus equipos y seguidores, en la búsqueda de establecer una campaña de lodo, contra quien suponen, les puede ganar y buscan presentarlo como el rival más débil.
El más popular, Félix Salgado, ha dicho que él va, y que no aceptará cualquier determinación que lo excluya. Vamos a ver en qué termina el aviso de la Fiscalía General de la República (FGR) hoy usada como brazo aniquilador en su contra.
En el mismo carril, pero apadrinado por el poder, va Pablo Amilcar, contra lo que tope.
Luis Walton, tiene su fuerza y le apuesta. Alberto López Rosas, desencanchado, pero con ganas, levanta su mano. Un Guerrero, machista, no permitirá pasar a ninguna mujer.
Lo cierto, es que en Morena, el poder central, se usa para fortalecer a uno y aplastar a los demás.
No hay mesura y eso provocará muchos damnificados.
Por el lado del PRD-PRI, los precandidatos, se mueven sin pegarse. Manuel Añorve, Mario Moreno y Evodio Velázquez Aguirre, muestran su presencia, estableciendo estar, para la competencia.
Hoy, Morena, despreció al PT y al Verde Ecologista y estos buscarán entre los damnificados de Morena, fortalecer sus propósitos.
El hecho quizá hasta bochornoso, es aquel, que busca inhabilitar a Félix, para que no haga competencia registrado con cualquier otro partido. El poder es el poder, dirían los que saben.
Aunque muestra perfiles totalitarios.: “Nadie contra mis designios” parece ser el mensaje.
Las elecciones locales, son diferentes a las nacionales. Los votantes se identifican mejor con los participantes, porque tienen más cercanía.
Aunque en esta elección, el poder central, quiere y está interesado en apoyar a los suyos y descalificar a los otros. Eso puede provocar fricciones sociales innecesarias, en momentos donde hay inestabilidad social, por diversas causas.
Una de ellas es la crisis económica, la de inseguridad, la carencia de empleos y la explosión y carencia de control de una pandemia como la de Covid 19 y la nueva cepa, que amenaza en provocar desgracias mayúsculas, entre la sociedad y en donde prevalece un gobierno federal que quiere minimizar los efectos, diciendo que no pasa nada.
Sin crecimiento económico, la inseguridad al alza, sin posibilidades de generar empleos y con una pandemia descontrolada y un gobierno federal, sin medicinas, sin capacidad hospitalaria, por ser tan indolente y ahorrador y no previsor, es un escenario catastrófico.
Hoy, el gobierno federal, está contra la pared y su salida, empieza a perfilarse por culpar a los ciudadanos. Quienes pueden tener parte de culpa, pero la mayor es de los que gobiernan, pues han hecho todo lo posible por minimizar, por eludir sus responsabilidades, por ahorrar y establecer que sus prioridades no son las ciudadanas, sino sus negocios particulares.
Mentir a los ciudadanos, en aras de no hacer pruebas, de no promover el uso del tapabocas, de establecer que Covid, no era un peligro mayor que una gripa a la que desde antes de llegar ya tenía domada, es una situación irresponsable de quienes ven cómo pueden crecer electoralmente ante la desgracia de los mexicanos.
En la comparecencia de Hugo López Gatell, subsecretario de Salud, ante los Senadores, en los primeros días de abril del 2020, aseguró y está grabado, que serían no más de 6 mil muertos.
Luego de ver que la muerte de mexicanos crecía sin control, aseguró en junio que de llegar a 60 mil, sería una catástrofe.
Hoy que nos acercamos a más de 120 mil muertos con datos oficiales, aunque hay un subregistro de que han muerto ya más de 250 mil personas. El gobierno tiene sus prioridades. Tren Maya, Dos Bocas, aeropuerto de Santa Lucia y Pemex convertido en barril sin fondo, y sus becarios, por supuesto.
Eso nadie lo previó. Covid 19, cambio el escenario. Muchos querían cambios y estaban hartos del abuso.
Hoy pareciera que hay incredulidad y zozobra, por no saber qué pasará. Pero evidentemente nadie quiere más de lo hasta ahora conocido con Morena.
Feliz Navidad.
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