Por Noé Mondragón Norato Foto: http://masextension.blogspot.com/
Nadie fiscaliza a nadie. Lo cual es el equivalente a que cada actor y partido político se encuentra en plena libertad de hacer lo que le venga en gana con los dineros públicos y hasta con aquellos de procedencia oscura e ilícita, pues saben que su conducta quedará impune. Una aproximación a cómo se mueven muchos de ellos es la confirmación de que el dinero fluye a raudales, sin que los órganos electorales o las instancias fiscalizadoras intervengan para frenar proselitismos electorales por adelantado.
DINERO SIN FISCALIZAR. – Hay actores que no ocultan la procedencia del dinero que utilizan en las precampañas electorales. Y otros lo tienen muy bien escondido. Es cuestión de ubicarlos:
1.- El aspirante del Morena a gobernador, Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros, ha cometido muchos errores. Y corruptelas. Las dos últimas gritan por su elocuencia: pagó 32 espectaculares colocados en sitios de evidente visibilidad, en las principales ciudades de la entidad. El ex consejero del Morena ante el IEPC, Sergio Montes Carrillo, evaluó la inversión en más de 2.5 millones de pesos mensuales. Pero el Tribunal Electoral del Estado (TEE) —parcial y cargado en sus juicios― dijo que Pablo no estaba realizando proselitismo. Y los espectaculares permanecen. No fueron retirados. ¿De dónde sustrajo el aspirante morenista esa cantidad de dinero? ¿Forma parte esa maniobra oscura, de los principios de la “austeridad republicana” ponderados por AMLO? Luego presumió durante su registro como aspirante a gobernador, una ostentosa camioneta GMC blanca―las de mayor valor en el mercado automotriz mexicano―, que luego quiso justificar burda y estultamente, a través de un video que subió a las redes sociales. Un principio del derecho lo exhibe: «A explicación no pedida, acusación manifiesta». Es decir, a pesar de su tren de vida opulento, Pablo quiso pasar como un humilde y pobre ciudadano propietario de una modesta y austera camioneta, que cualquiera puede comprar.
2.- El alcalde de Chilpancingo, el perredista Antonio Gaspar Beltrán, juega en dos pistas y adora a dos amos a la vez: el PRD y el PT. Curiosamente, ambos partidos persiguen el poder por distintas vías. Por un lado, el PRD ya tendió alianza con el PRI. Más todos aquellos partidos y actores que sume una vez definido el nombre del candidato a gobernador por el Morena, un partido al que el PT apoya.
El plan de Gaspar es pervertido, amañado y traicionero. Es decir, busca caer en suelo blando por ambos lados. Queda bien en el PRD al que no ha renunciado. E incluso, acaricia la tentación de reelegirse como alcalde. Y apoya con recursos de la comuna otros proyectos de poder. Como el de su esposa Yazmín Arriaga, quien busca la postulación a diputada local o federal por el PT. Plegándose al proyecto de la mujer que puntea en las encuestas: la ex perredista Beatriz Mojica Morga.
Como el edil ya decidió aumentarse el salario en un 50 por ciento, mientras a los trabajadores del ayuntamiento capitalino les ofrece solo el 3 por ciento, necesita urgentemente manotear por todos lados a fin de obtener dinero fresco. Por eso se entiende la locuaz idea de cobrar impuestos a los ciudadanos morosos en la calle, o bien mandando a sus funcionarios menores a visitarlos a sus casas con ese propósito. No niega que está aplicando una medida chabacana, codiciosa y mezquina. Porque forman parte de su estilo personal y desfasado de gobernar. En los órganos electorales y fiscalizadores, no se mueve nada.
Atravesando plenamente el año electoral, ninguna autoridad federal y local actúa, sabedoras de que es justamente en dicha coyuntura, cuando se mueven fuertes cantidades de dinero cuyo origen se desconoce. En cierto modo, este cinismo va aparejado con las complicidades y la impunidad de los propios actores del poder. Saben que, en determinado momento, reproducirán exactamente lo mismo. Aplican una de las máximas bíblicas: «el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra». ¿Dónde se extravió el ataque a la corrupción?
HOJEADAS DE PÁGINAS…A pesar de que comenzó como docente en 1998 y no se ha parado frente a las aulas desde el 2005 ‒sumó solamente siete años‒, el rector de la UAGro, Javier Saldaña Almazán, maniobró internamente y ante el sometido y obediente Consejo Universitario, para que le fuera entregada la medalla como Maestro Emérito. Uno de los requisitos para otorgar ese reconocimiento, es justamente que haya impartido clase por 28 años ininterrumpidos. A falta de talento y como los tiranos, el rector se premia solo.
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