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LECTURA POLÍTICA

Desde donde se le vea, en el PRI comenzaron a generarse no solo los obligatorios deslindes políticos, sino a tenderse la vasta red de intereses del poder. El sorpresivo llamado del ex gobernador Rubén Figueroa Alcocer, orientado a sugerirle al actual mandatario estatal Ángel Aguirre Rivero, la emisión de una convocatoria contra la inseguridad “en donde apoyáramos todas las acciones del gobierno del Estado”, guarda perturbadoras lecturas.

Sobre todo, porque la actual crisis en materia de seguridad se arrastra desde el epílogo del gobierno de René Juárez Cisneros. Y estalló en el recién concluido sexenio de la alternancia perredista, encabezado por Carlos Zeferino Torreblanca. Pero hay que ir por partes.

LECTURA POLÍTICA

Los priístas ya le comenzaron a medir la presión a la olla. Y no es para menos: la pasada elección de gobernador dejó en la orfandad política a muchos de ellos. Hoy quieren regresar para revivir glorias pasadas. Evalúan que con despensas, cemento o láminas de cartón, será suficiente para inflar otra vez el músculo. Sentir de cerca el calor de la flama del poder. Regodearse en su altanería con otro cargo de elección popular. Recuperar y expandir su ego perdido. Retornar al feliz y cómodo tren de vida que proveen los presupuestos públicos. Demostrar que, pese al paso del tiempo, siguen siendo rentables en la arena política y electoral. Pero la sociedad guerrerense ha cambiado. Imposible no reparar en los indicadores que así lo corroboran.