LECTURA POLÍTICA
La unidad sigue siendo una palabra de uso común en todos los partidos políticos. Pero muy alejada de la praxis. El proceso electoral del 2012 pondrá a prueba otra vez, lo endeble de las disciplinas y las lealtades como paso previo al estallamiento de las rebeldías y las rupturas. Justamente de aquellos que se sienten con los suficientes méritos para convertirse en candidatos a un cargo de elección popular. Y al ser desplazados trabajan con ahínco pero en contra de quien consideran como “impuesto”. Acapulco es el municipio más importante y trampolín natural para brincar a la candidatura a gobernador para la elección del primer domingo de julio de 2015. Por eso la pugna en el PRD asoma mucho más temprano que en el PRI. Parece invocar el desastroso escenario del 2008. Hay que ir por partes.
PRD-MC: DERROTA ANTICIPADA.- El punto no tiene reversa: el PRD iría unido a la elección para presidente municipal de Acapulco, siempre y cuando las cúpulas nacionales también vayan en la sincronía de la unidad para la elección presidencial. Así, tanto Marcelo Ebrard como Andrés Manuel López Obrador, están convertidos en ineludible marco de referencia político. Si por alguna razón alguno de ellos queda inconforme, el factor de la competitividad electoral con impacto en un eventual triunfo, disminuiría sustancialmente. Y se entiende que así sea. Por eso AMLO se ha plegado al Partido del Trabajo y Convergencia –hoy con el pomposo nombre de Movimiento Ciudadano-, como anticipo a su empecinamiento para ir por segunda ocasión como candidato presidencial. Y también por ello, tanto el PRD como el propio Movimiento Ciudadano, han anunciado la posibilidad de no ir juntos a la elección de edil en Acapulco. Y eso abre la puerta a varias lecturas: 1.- El secretario de Desarrollo Social y cuadro formado en la escuela chavarrista, ya advirtió la forma en que se construye el escenario. Por eso ha descuidado su quehacer como funcionario público y lo ha canjeado por una conducta de abierto proselitismo electoral en el municipio de Acapulco. No se ve levantándole la mano al empresario Luis Walton Aburto, sino convertido en candidato del PRD a la alcaldía. Apoyado desde luego, no por los seguidores de Marcelo Ebrard, sino de López Obrador. El problema es que Jiménez Rumbo le dio la espalda al peje cuando éste pidió un día de su salario a los legisladores perredistas tras la elección federal de 2006, como una forma de reforzar el movimiento de protesta poselectoral. Y se advierte complicado que AMLO vuelva a su antigua tarea de “ayudarle” al funcionario chavarrista. 2.- Si Luis Walton se va con López Obrador –como se anticipa que ocurra-, en realidad iría colgado del tabasqueño. Así como lo hicieron todos los diputados federales y los dos senadores que se llevaron carro completo en la elección del 2006. El asunto es que la fuerza y arrastre de AMLO ya no es el mismo. Porque si en aquel proceso electoral llevaba el consenso de todas las tribus en su trayecto a la presidencia del país, hoy ya no es así. Y Walton lleva tres procesos electorales buscando la alcaldía porteña. En todos ha perdido. Si Walton busca su cuarta postulación a la alcaldía porteña, ese podría ser el proceso que lo convenza en definitiva, de no estar en el ánimo del electorado acapulqueño. 3.- El escenario abre la posibilidad de que el PRD pierda anticipadamente la elección si va con un candidato sin base social en el municipio de Acapulco, como Jiménez Rumbo. Pero también el de Convergencia o Movimiento Ciudadano con un aspirante devaluado y perdedor, pero terco y muy necio. Y eso no haría otra cosa que reeditar el escenario de la elección local del 2008: el PRD perdió por la colisión de intereses entre Chavarría-Zeferino. Y luego, por la animadversión política entre Walton-Zeferino, que reventó la coalición PRD-PT-Convergencia. Hoy el eventual choque de poder tendría su origen en la pugna por la candidatura presidencial. Y si ni Walton ni Jiménez Rumbo garantizan nada firme, una forma de modificar el escenario de desastre avizorado para la izquierda, es que ninguno de los dos vaya como candidato por sus respectivos partidos. Además, que las cúpulas perredistas, petistas y del Movimiento Ciudadano logren ir unidas a la elección local y federal. De lo contrario, el PRI se encontraría en la senda de retener Acapulco. Con todo y que Manuel Añorve, carga con el desprestigio de hacer un mal gobierno. No dar una.
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