Al acercarse a su primer año como gobernante, el priísta Héctor Astudillo Flores, ha hecho muy poco o casi nada para cerrar las heridas abiertas provocadas por la desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa. Eso desde luego, le iba a dar un plus político importante a su gestión. Porque si bien es cierto que el PRD abrió esa purulenta y criminal herida, y ese evento a su vez, le abrió la puerta al PRI para regresar al gobierno estatal en la pasada elección de junio de 2015; también lo es que hasta el momento, el gobernante tricolor no ha contribuido significativamente para que los guerrerenses recuperen la confianza depositada tanto en el PRI, como en el propio mandatario estatal. Es decir, Astudillo no se la puede pasar culpando a los perredistas durante todo su sexenio, de algo que ya no es momento de ellos, sino que impacta directamente en lo que haga o deje de hacer ahora que es gobernante. Lo anterior se mide a través de varias circunstancias y argumentos.
AYOTZINAPA: SILENCIOS Y VIOLENCIA.- Como si se tratara de una asignatura pendiente nada más para la Federación, el gobierno estatal se ha deslindado del caso Ayotzinapa. No parece mostrar interés por involucrarse. Pero las circunstancias le han pegado duramente por los costados. Y se lee así:
1.- En la víspera del segundo aniversario de los abominables hechos de Ayotzinapa, la PGR anunció haber encontrado otras 40 fosas clandestinas en los municipios de Iguala y Cocula. Y deslizó la idea de que ahí podían encontrarse los restos de los 43 normalistas desaparecidos. La realidad es que dicho anuncio derivó en broma de muy mal gusto y con el fin de reabrir las esperanzas de los angustiados padres de familia. Vender la idea en el sentido de que el gobierno federal sigue trabajando en el caso. El punto es que, lejos de apuntalar la versión de la PGR y sumarse a los trabajos de búsqueda, el gobierno estatal presidido por Héctor Astudillo, decidió guardar un pesado silencio. Y mantenerse lejos del asunto. Ni para bien, ni para mal de Peña Nieto. Es decir, esa instrucción política pudo venir respaldada desde Los Pinos. De ser así, el gobernador ha quedado muy bien con su presidente al disciplinarse y obedecer esa decisión. Pero muy mal con sus gobernados guerrerenses, a quienes no les ha dado una explicación convincente en relación a las razones por las que el gobierno estatal decidió salirse y renunciar al caso Ayotzinapa. Como si esos sangrientos hechos no hubiesen ocurrido en Guerrero. Y Astudillo Flores gobernara otra entidad diferente.
2.- En el municipio de Iguala ocurrió hace dos años, la desaparición forzada de los 43 normalistas. Y la caída del presidente municipal perredista, José Luis Abarca Velázquez, por su innegable involucramiento en esos actos criminales. También el regreso del PRI al gobierno municipal. Se evaluó que con estas dos coyunturas, resultaría suficiente para que los gobiernos federal y estatal tricolores, blindaran dicho municipio contra la presencia de la delincuencia organizada. No fue así.
El fenómeno violento se incrementó sustancialmente con la llegada al gobierno municipal, del priísta Esteban Albarrán Mendoza. Porque otros grupos criminales se involucraron en la disputa de esa plaza. En ese reacomodo, el 30 de marzo del presente año murió acribillada a balazos Esther Olea Vargas, ex regidora del PVEM en el periodo de José Luis Abarca. Y siguieron otras ejecuciones sin que Esteban Albarrán, moviera un dedo. La descomposición y la inmovilidad de la autoridad municipal, llegaron hacia un extremo: dentro de la nueva estrategia de seguridad aplicada recientemente por el gobierno federal y estatal, Iguala quedó dentro de los cinco municipios más violentos de la entidad. Lo cual ameritó su inclusión en ella. Por eso, la desaparición de los 43 normalistas sigue viva no solo porque no se ha dado con su paradero, sino porque la violencia y el desorden siguen presentes y vigentes en el municipio de dónde se los llevaron. El gobernador ya no puede seguir culpando de eso a los perredistas.
HOJEADAS DE PÁGINAS…La repentina aparición de Héctor Astudillo, en el evento del primer informe de labores legislativas de la diputada federal, Beatriz Vélez Núñez, se leyó como un espaldarazo político del ejecutivo estatal, hacia Bety. ¿Será que está pensando en Vélez Núñez, como eventual sustituta del ineficaz edil tricolor de la capital, Marco Antonio Leyva Mena?
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