Antes de emprender acciones tramposas de protección en favor de sus connacionales, el Departamento de Estado norteamericano debe entender que la carga de influencia que representaban sus alertas de prevención dirigidas a los ciudadanos americanos viajeros, dejaron de tener un sentido orientador cuando las autoridades de los tres niveles de gobierno en ese país perdieron la guerra interna contra la delincuencia y la distribución de estupefacientes.
En este contexto, la advertencia del gobierno norteamericano para recomendar a ciudadanos de ese país de abstenerse de viajar a diversos puntos de México, entre los que se señala Guerrero, más que una orientación de seguridad se interpreta como una estrategia de guerra sucia encaminada a defender los intereses de inversionistas norteamericanos que han colocado sus capitales en la cruzada del presidente Barack Obama para recuperar las playas cubanas que les arrebató hace poco más de cincuenta años el gobierno de Fidel Castro.
Resulta paradójico que la administración Obama prevenga a los americanos eviten viajar a diversos puntos turísticos mexicanos, mientras las estadísticas del comportamiento delictivo en norteamérica ubican al gobierno de ese país contra la pared ante el incontenible repunte de crímenes y violencia derivados de la guerra entre distribuidores de drogas y el pandillerismo interracial en las principales ciudades del imperio.
Las masacres suceden cotidianamente en calles de Los Ángeles, Chicago, Dallas, New York, New Orleans y Detroit, entre otras metrópolis dominadas por mafias de diversa nacionalidad. Los crímenes ocurren dentro de templos y planteles escolares, desde primarias, hasta secundarias-preparatoria y universidades.
En el fondo, lo que se aprecia en la advertencia emitida por el Departamento de Estado americano es preocupación por los nubarrones que encuentra el proyecto de convertir a Cuba en el balneario de fin de semana de los norteamericanos.
De hecho, la reanudación de relaciones entre el gobierno de la isla y el de Estados Unidos de América, tiene como objetivo central recuperar el dominio geoeconómico que los americanos mantenían en la región latinoamericana hasta fines de los años ochenta, y que han ido perdiendo paulatinamente en función de las crecientes presiones sociales y la dinámica de evolución socio política derivada de la era digital.
A los capitalistas americanos que patrocinan las campañas electorales en el vecino país del norte, les inquieta que en el concurso internacional Acapulco mantenga el ritmo ascendente obtenido durante los últimos meses en recuperación de segmentos turísticos. Y particularmente, que conjuntamente con todos sus destinos turísticos, Guerrero se ubique como un potencial rival en la disputa por atraer instalación de inversiones de gran calado.
Esa visión se explica también porque a diferencia de hace 60 años, cuando Cuba permanecía como destino veraniego único y exclusivo de los americanos, ahora es parte de un laberíntico mapa de centros turísticos regados por todo el Caribe, y un Acapulco moderno y atractivo al alcance de cualquier ciudad del mundo.
Por lo pronto, los indicadores de inversión proyectada hacia Acapulco en los próximos meses, representan la mejor lectura confiable para disipar de golpe la publicidad negativa que intenta generar con su advertencia el gobierno americano.
De acuerdo a registros de analistas financieros, actualmente en Guerrero hacen acto de presencia para planear el arranque de operaciones, los consorcios BHRE Grupo Inmobiliario, bajo la Dirección General de Moises Shemaria, quien presentó en días anteriores ante el Gobernador Héctor Astudillo, el proyecto Bayam Residences, que se construirá en la zona de Tres Vidas, bajo un concepto innovador condominal-hotelero.
Miguel Quiroz y Claudio de la Mora, representantes de Grupo Borneo, dirigen desde hace ocho semanas el seguimiento a los proyectos de inversión que este consorcio detonará en Acapulco y en playas del vecino municipio de San Marcos.
El Grupo Questro es otro de los corporativos que apuestan a la región guerrerense para aplicar aquí inversión multimillonaria. Y por igual presentaron sus propuestas de inversión los directivos de Bravo Motors Company de California, USA, quienes desean establecer un desarrollo en el ramo automotríz y de nuevas tecnologías amigables con el medio ambiente y de transferencia tecnológica.
En el mismo renglón el inversionista México-Coreano Raúl Hernández Kim, anunció la próxima instalación de una planta armadora de vehículos en Guerrero. Impulso al que se sumó el empresario Seyed Rezvany, director de Grupo Imperial, para arrancar inversión inmobiliaria en la Zona Diamante de Acapulco.
En la misma relación de empresas que confían en Guerrero, destaca la compañía Helicópteros y Vehículos Aéreos Nacionales, la cual a través de su Director General Cuauhtémoc Velázquez Dorantes, solicitó el apoyo del gobierno estatal para que esa empresa pueda operar en Acapulco vuelos en helicóptero para los turistas que visitan este Puerto, así como otros servicios de conectividad con otros puntos de la entidad.
De ahí la “preocupación” del gobierno americano por sus ciudadanos. Los efectos de la globalización no siempre son cordiales y lo que viene para Guerrero y Acapulco es una desmesurada campaña para alejar de aquí a los inversionistas.
Las nuevas reglas de competitividad internacional colocan a Acapulco en una autopista que requiere disponer de profesionales con perfiles capaces de responder a estrategias desacreditadoras. Por lo pronto, Manlio Favio Pano Mendoza, director de la Protur, cumple con los requisitos de experiencia en relaciones internacionales, conocedor de negociaciones bursátiles-inmobiliarias e inversiones de gran calado turístico. Pero la alerta del Departamento de Estado emitida hace unos días, no es nada comparada con lo que viene.
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