Por César González Guerrero
Es regla general, en la administración pública y privada, apoyarse en estrategias elementales para alcanzar las metas y objetivos que coadyuven al desarrollo integral de la sociedad. De lo contrario, no será favorable cualquier esfuerzo realizado.
Lo anterior aplica en todo el país, el Estado y Municipios. Sin Planeación los recursos no serán suficientes y mucho menos eficaces en la acción de gobierno, provocando un despilfarro de dinero y obras y servicios públicos inútiles.
Es por ello que, de manera oportuna, tratamos de aportar modestas ideas al respecto.
En esta ocasión se pretende señalar la importancia de la Planeación, Programación y Presupuestación de los trabajos de modernización de la carretera Acapulco Huatulco, si es que existe. Y si no existe, se deben precisar para evitar impactos negativos en esta obra.
Como toda acción gubernamental, se debe implicar una visión de futuro a corto, mediano y largo plazo, de manera integral. Es decir, se debe considerar no solo el hecho de construir la carretera, sino también el impacto ambiental, desarrollo sustentable de la región, así como las posibilidades de proyectar actividades de carácter económico y social, como la Salud, Agricultura, Pesca, Ganadería, Comercio, etc. etc.
No se puede y tampoco se debe, realizar obras con deficiencias por falta de planeación, por falta de presupuesto, o simplemente por falta de una adecuada programación, como ha sido frecuente en algunas administraciones que, finalmente, son de pésima calidad o quedan como obras inconclusas. Eso ya no debe existir, y es ahí la importancia de socializar, si lo hay, el Plan de Desarrollo Regional, expediente técnico, y todo lo que tiene que ver con la realización de las obras publicas. La ciudadanía, ahora, es parte de lo bueno o malo que realicen las autoridades, vigilando todo el proceso.
Los municipios y pueblos de la Costa Chica, con su enorme potencial, tienen bien definidas sus actividades económicas, que requieren de una visión responsable tanto federal como estatal y municipal, para optimizar los recursos naturales y financieros.
Desde San Marcos hasta Cuajinicuilapa, cuya franja marítima rebasa los 200 kilómetros, la parte de Montaña baja y alta, sus habitantes deben contemplarse en los beneficios colaterales.
Específicamente, la actividad turística, como la más viable, se debe atender de manera prioritaria, estableciendo planes y programas comunitarios, con participación ciudadana, a fin de que sus servicios sean de calidad a sus visitantes y habitantes.
El tema de la capacitación será fundamental para el buen trato y atención al turismo. La higiene y limpieza de los pueblos y sus instalaciones deben ser tratados con mucho interés de autoridades y servidores, dotando de los apoyos necesarios para la recolección de basura. En este aspecto será determinante la aplicación de medidas de vigilancia y supervisión de parte de las autoridades de salud.
El ordenamiento de sus vialidades, con sus respectivos reglamentos y señalamientos, son elementales para evitar el caos y accidentes viales. Aunado a ello el tema de la seguridad pública.
Fomentar la cultura del respeto, en los pueblos y comunidades con vocación turística, es parte que mostrará el rostro amable y sencillo de sus habitantes. Independientemente de la actividad a la cual se dediquen. Con esa atención el turismo siempre se expresará bien de sus anfitriones.
Finalmente, y considerando que todo lo señalado, y otros temas más, son partes de las estrategias de quienes sean los responsables de las acciones gubernamentales, nos queda claro que el gobierno hace su trabajo en la medida de sus posibilidades y queda en manos del a ciudadanía vigilar su cumplimiento estricto.
Ya veremos.
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