Pie de foto: En la comunidad de Zacualpan a unos 20 km de Ometepec, existe el balneario de aguas termales conocido como Atotonilco.
Foto Cortesía de https://www.revistapresencia.net/
Por Ángel Aguirre Rivero
Hace ya algunos ayeres, cuando estudiaba en la Facultad de Economía de la UNAM, hice un círculo de amigos de estudiantes de Medicina y de Odontología de nuestra alma mater.
En ese tiempo me di a la tarea de recorrer algunos laboratorios, donde me obsequiaban muestras médicas y otros que tenían fecha de caducidad.
Laura del Rocío, quien ya era mi novia, pues el amor nos hizo presa desde que ella estaba a punto de concluir su secundaria y yo cursaba mi segundo año de preparatoria, me preguntaba: --¿Para qué quieres ropa de uso?
--Pronto lo sabrás era mi respuesta, mientras tanto tú sígueme ayudando a recolectar pantalones, camisas, suéteres, y todo lo que ya no usen tus familiares y amigos.
Un día, reuní a todos mis amigos pasantes para hacerles una propuesta: --Los invito estas vacaciones a la Costa Chica, allá tenemos playas, ríos, cascadas y comida muy rica, se la van a pasar muy bien.
Al unísono todos me dijeron que sí y se entusiasmaron, sólo les pedí una condición: que hiciéramos trabajo social en las comunidades indígenas, se entusiasmaron aún más y así fue como conocí por primera vez la comunidad amuzga de Zacualpan, municipio de Ometepec.
Nos instalamos en la Comisaría del lugar y las largas filas hacían imposible darle atención a los usuarios del servicio médico que habíamos llevado de manera gratuita.
Los paquetes de ropa de uso volaron ante tanta necesidad de uno de los pueblos más pobres de Guerrero.
Con el paso del tiempo decidí pavimentar la carretera Ometepec- Xochistlahuaca, a cuyo paso se encuentra Zacualpan. Era yo gobernador la primera vez. En la inauguración, una amuzga me dio una gran lección que nunca voy a olvidar, pues se acercó para pedirme un apoyo y le contesté que estábamos inaugurando su carretera y que eso les permitiría comercializar mejor sus productos… Y entonces la mujer indígena me contestó: --Pues sí es cierto gobernador, pero yo no tengo carro...
Laura del Rocío dedicó parte de su esfuerzo a combatir los altos índices de alcoholismo en los pueblos indígenas mediante el programa de Doble A, y los retiros a las haciendas para vivir lo que llamábamos "La Experiencia".
Construimos lavaderos, impulsamos un programa de mejoramiento de vivienda, apoyamos de manera decidida a las artesanías, proyectos productivos y un programa de acondicionamiento físico como la "Zumba", que no fue fácil impulsarlo, ante la resistencia machista de los hombres.
Hace poco mi nieto Santiago me pidió llevarlo a conocer unas aguas termales en Zacualpan y lo complací, pues era muy importante para mí que junto con Leonardo, mi otro nieto, conocieran y se sensibilizaran de otro mundo lleno de carencias.
Cuando entramos a Zacualpan, Santiago se impactó por el tipo de vivienda a base de jaulilla y adobe, y de inmediato me preguntó por qué vivían en estas condiciones. Le expliqué de las carencias ancestrales de los amuzgos. Les hablé de los grandes contrastes de la vida y que siempre luchen por los que menos tienen, finalmente llegamos a unas pozas de aguas termales que vienen de la Montaña.
Hace unos días me enteré de que la joven amuzga Silvia Jim (Jiménez) originaria precisamente de Zacualpan, fue coronada como Miss Universo Indígena, lo cual celebro en verdad, porque se trata de una joven que lucha todos los días para labrarse un mejor destino.
Ella es estudiante de medicina de la UNAM, lo cual la hace aún más admirable, se desempeña como actriz, lo mismo que su hermano, en algunas obras de teatro.
Silvia apoya de manera decidida un comedor en su comunidad para dar de desayunar a los niños más pobres de su pueblo. Cuenta conmigo, Silvia.
A Silvia la veo en como una líder indigenista, feminista, activista elocuente, y como ella misma se define: poderosa.
Sus logros son importantes, ya que se ha sobrepuesto a una doble discriminación: como mujer y como indígena.
La tarea que se ha dado de reivindicar los pueblos originarios y sus tradiciones, significa no sólo darles un lugar en la sociedad, sino reencontrarse con su pasado, para afrontar su futuro.
Mexicanos como Silvia Jim son el rostro del nuevo México, donde todos deben tener los mismos derechos y oportunidades, sin importar el color de la piel.
Del anecdotario:
Esa vez en Zacualpan mis amigos pasantes de Medicina y Odontología no se daban abasto para atender a tantos pacientes, yo felizmente me concentraba en hacer un pequeño estudio socio económico de la región, en mi carácter de pasante de Economía, hasta que uno de ellos se animó a decirme: --Ángel ayúdanos a inyectar tenemos muchos pacientes…
--Es que nunca he inyectado le contesté.
--Pues aprende me dijo, es muy fácil… Mira, hay que dividir en cuatro partes las pompas y en esta área es donde debes de aplicar la inyección.
Pues que Dios me ayude me dije, y pasó una amuzga quien se subió su huipil y sólo le pedí a Dios que no la fuera a dejar "renga", como decimos en la Costa Chica, pero afortunadamente vi que salió caminando bien.
La vida es así…
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