(Fotos de archivo de Andrés Arias Jurado)
Para celebrar en grande la llegada de la Iglesia Católica a la Costa Chica de Guerrero y de manera particular a Azoyú, enarbolando como divisa amor y paz a los hombres de buena voluntad ha movilizado a la propia Iglesia Católica representada por el dinámico Sacerdote Joel Salazar Bailón como a las diversas mayordomías responsables de cumplir el viejo rito anual para honrar y homenajear al querido Patrón del Pueblo el invencible batallador San Miguel Arcángel.
Intentar contar la historia de este hecho de tanta significación porque transformó antiquísimo hábito y costumbres de los nativos de este nuevo mundo choca con la tradición oral, que de boca en boca y por generaciones recibimos los actuales moradores de Azoyú al carecer del necesario sustento histórico, reduciéndolo a lo novelesco, utópico o mitológico.
Según la tradición para la evangelización tuvieron que contar con un lugar ex profeso y céntrico de la comunidad para lo cual los primeros misioneros y feligreses habitaron un rustico jacalón con techo de zacate; con el tiempo edificaron una iglesia de adobe con piso de ladrillos que derribo el sismo de 1936; el pueblo, las mayordomías al no haber sacerdote de planta, edificaron un tercer templo que por su mal estado, después de muchos años de servicio fue demolido para edificar la actual parroquia, correspondiendo este mérito al Padre Rafael Cortez Gaspar, actualmente en Ometepec, su tierra, en donde también asumió la responsabilidad de construir la actual catedral, orgullo de esa ciudad.
Hurgando viejos archivos que en parte fue posible localizar, con certeza puede afirmarse que, si bien el 8 de mayo de 1811 los portadores de la buena nueva llegaron para fundar la parroquia de Azoyú, a partir de 1533 se inició formalmente la evangelización de los habitantes de la Nueva España con la participación de Sacerdotes, Agustinos y Franciscanos; correspondió iniciar en nuestra región esta gigantesca tarea a Fray Juan Bautista de Moya, Fray Martín de la Coruña y Fray Jerónimo Jiménez de San Esteban.
Por trabajos de organización y espacio seria largo y prolijo detallar las diversas jurisdicciones de la parroquia de Azoyú; en sus inicios correspondió a la diócesis de Puebla que abarcaba Chilapa, Ayutla, San Luis Acatlán y Ometepec; al ascender a la categoría de Vicaria Foránea la Ciudad de Ayutla la Parroquia de Azoyú fue incorporada igual que la de Cuilutla y San Luis Acatlán; también fue sufragó nica de la parroquia de Ometepec; posteriormente tuvo a Chilapa como Diócesis y finalmente corresponde a la de Acapulco. Esta Diócesis, seguramente para mejorar a la feligresía su misión apostólica incorporo al Decanato número 9 “El Buen Pastor” las parroquias de Ometepec Xochistlahuaca, Tlacoachistlahuaca, Igualapa, Azoyú, Cuajinicuilapa, Huajintepec y Zacualpan.
La evangelización de las costas del mar pacifico, fue acometida con el fervor y animo que siempre distinguió a los primeros representantes de la nueva religión para erradicar la idolatría que por siglos había prevalecido entre la diversidad de etnias que habitaban este nuevo continente; quizá como consecuencia de la adopción de la nueva doctrina se hayan dado las confrontaciones de que nos habla la tradición; por ejemplo se dice que por diferencias internas, sin que sepamos las causas y sus orígenes, los indígenas de Azoyú robaron al Pueblo de Pinotepa de Don Luis a su Santo Patrón que eran San Miguel Arcángel, trayéndose junto con el Santo a 3 señoritas más la campana mayor,
que una de las doncellas viva fue enterrada en el camino y las otras dos también vivas fueron enterradas al lado de la puerta de entrada del Templo de Azoyú, lo que impidió que los aborígenes de Pinotepa de Don Luis recuperaran a San Miguel y a la campana; (por la leyenda que figura en dicha campana hace suponer que fue hecha en Italia y llevada a España, de donde fue traída a Cuba y de Cuba a México); ante la frustración de su intento, se llevaron al que en aquel entonces era Patrón de Azoyú, San Sebastián.
A grandes rasgos seguramente omitiendo muchísimos datos que enriquecerían la historia de la llegada de la Iglesia Católica a Azoyú su labor apostólica ha sido positiva, tanto que San Miguel Arcángel desde siglos está firmemente arraigado en el alma y corazón de los azoyutecos y si a esto se añade la permanente labor evangelizadora de los diversos Sacerdotes que han tenido esa delicada responsabilidad, como natural consecuencia somos testigos de partícipes de homenajes tan singulares como el tributado en ocasión de los 200 años de la llegada de la Iglesia católica a nuestro querido Azoyú.
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