
La artista falleció ayer, a los 63 años, por un cáncer al pulmón. Una enfermedad que mantuvo en silencio, pese a que tenía planes, como una gira que la traería a Chile.
El reverso absoluto de la música disco. En silencio, sin alardes y con una batalla reservada sólo para sus cercanos. Así fue el hermético epílogo de la artista que por años encarnó el destape propagado por la onda disco y que no camufló mayores secretos durante sus días de gloria: Donna Summer murió ayer, a los 63 años, víctima de un cáncer a los pulmones diagnosticado hace un año y del que sólo estaba enterado su círculo íntimo. La estadounidense -fallecida en su residencia de Naples, Florida- lucía hasta 2011 una activa agenda, que incluía la preparación de material para dos nuevos álbumes y una gira sudamericana que ya tenía cerrada una escala en Santiago de Chile.