*Benito García fue muerto en un retén montado por el Movimiento Ciudadano de Atliaca
Chilpancingo, 24 de enero. La última vez que Benito García Hernández tuvo contacto con su esposa, Sayuri Benítez Nava, fue a las 12 de la noche del lunes pasado. Poco después lo asesinaron.
–Mi amor, ya voy pa' allá. Me llevo a un chavo de las combis.
–¡Ora pues, con cuidado!
Benítez Nava supo que su esposo murió, hasta las 6 de la tarde del martes. Según el Servicio Médico Forense (Semefo), al momento del levantamiento (mediodía del martes) del cuerpo, llevaba unas 12 horas de muerto.
García Hernández fue velado desde la tarde del miércoles en una casa de la calle Pedro Moreno de la colonia Francisco Javier Mina. Hoy lo sepultaron a las 5 de la tarde en el panteón municipal del poniente de la ciudad. En ese domicilio, García Hernández vivió con su esposa e hijos hasta hace un mes, cuando decidieron mudarse a Apango, donde tienen sus orígenes. Cumplirían 13 años de casados el próximo 16; tuvieron tres hijos, un varón que actualmente tiene 11 años, y dos niñas de 7 y 2 años.
El hombre de 30 años asesinado era chofer del servicio público de la ruta Chilapa-Chilpancingo. Después de terminar su jornada del día, el lunes avisó a su esposa que estaba en Apango, que terminaría de llevar las cosas de la mudanza. Pidió prestada una Urvan para llevar dos estufas y un tanque.
Por la mañana, en un momento del velorio, la esposa detalló que el cuerpo de su esposo tenía tres disparos: uno en la sien, otro en la pantorrilla derecha, y uno más en el antebrazo izquierdo.
Desechó la versión que dieron los integrantes del movimiento ciudadano de autodefensa de Atliaca, de que trató de huir y que las cosas que llevaba en la Urvan eran robadas. "Si hubiera huido le disparan en la espalda, no en la cabeza", soltó llorando. Aseguró que el disparo de la cabeza, la atravesó, lo sabe, dijo, por orificios de ambos lados.
Otras cosas que no le cuadran de la información que dio el movimiento de autodefensa y que, aclaró, sólo conoce por los medios de comunicación es por qué las autoridades, incluido el gobernador Ángel Aguirre Rivero, lo tacharon de delincuente, si él ni siquiera tenía manera de defenderse.
"¡No se vale (que digan que era un delincuente)! Es lógico, él ahora no se puede defender, ellos (las autoridades) pueden decir mucho", reprochó.
En el Semefo confirmaron que la muerte del joven fue por arma de fuego, pero que al momento del levantamiento del cuerpo no había casquillos en el lugar. La esposa supone que García Hernández fue golpeado, por los moretones que tenía el cuerpo. "Teníamos planes. Me quitaron muchos sueños; acabaron con una parte de los sueños de mis hijos, porque jamás volverán a ver a su padre", mencionó.
Aseguró que ninguna autoridad le había informado qué pasó realmente ese día, quién o quiénes asesinaron a su esposo. Exigió justicia y que se aclare el crimen y se dé con los responsables, también pidió reparación del daño para sus hijos.
Adelantó que interpondrá demanda por los hechos, sólo esperaba, mencionó, sepultar a su esposo.
Agustín Nava, tío del joven asesinado, consideró que García Hernández fue "víctima de la ola de inseguridad del estado de Guerrero".
La esposa aclaró que no conocía al joven que acompañaba a su esposo al momento de detenerlos, pero que ayer lo vio en el Ministerio Público de Tixtla, donde la citaron para identificarlo. Puntualizó que no le permitieron hablar con él, porque la PGJE sabe, mencionó, que el detenido conoce los hechos de Atliaca. El detenido y acompañante de García Hernández fue identificado como Juan Fernando Mejía.
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