Se tratada de todas aquellas que dañan el sistema digestivo; entre las más comunes se encuentran: infecciones intestinales y parasitarias, ocasionadas por virus, bacterias o parásitos
Acapulco, Gro., a 27 de diciembre del 2015. En la Delegación Guerrero del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), cuatro de cada diez casos diagnosticados de enfermedades gastrointestinales, se presentan en niños menores de 10 años de edad, y la incidencia de estos padecimientos tiene un comportamiento estacional, con incremento de casos en las temporadas de calor (primavera-verano), y disminución en el otoño e invierno.
Las enfermedades gastrointestinales son todas aquellas que dañan el sistema digestivo; entre las más comunes se encuentran: infecciones intestinales y parasitarias, ocasionadas por virus, bacterias o parásitos que entran al organismo a través de alimentos sucios o descompuestos, agua contaminada o cuando alguien se chupa los dedos o las uñas sucias; sobre todo si no se lavó las manos después de ir al baño o de tocar algún animal o el suelo.
El coordinador de Información y Análisis Estratégico delegacional, Ángel Bustos Estrada indicó que el sistema digestivo puede afectarse con otro tipo de enfermedades llamadas crónicas, como el cáncer en cualquiera de sus partes, la cirrosis que ataca al hígado, la diabetes que impide el adecuado funcionamiento del páncreas, los divertículos que se forman en el intestino delgado, la gastritis o colitis que son provocadas por ingerir alimentos irritantes o por estrés, o las hernias hiatales que se forman entre el esófago y estómago, entre otras.
Las enfermedades gastrointestinales se presentan durante todo el año, con un significativo incremento en las temporadas de calor debido a que las altas temperaturas aumentan la presencia de bacterias.
En el IMSS Guerrero, se han registrado este año 20 mil 168 casos de padecimientos diarreicos, mismos que han sido debidamente atendidos por los médicos familiares o especialistas, cuando la situación lo amerita.
Aunque hay síntomas y signos generales que identifican a la enfermedad, como en el caso de la gastroenteritis, con la presencia de diarrea, dolor, distensión abdominal y malestar general; dependiendo del origen y causa, pueden presentarse síntomas específicos.
Cuando la infección es ocasionada por las toxinas producidas por bacterias, los síntomas suelen ser: diarrea líquida abundante, sin moco, pus o sangre, dolor abdominal leve y suele durar unos dos días solamente.
El problema principal de este tipo de infección, es la pérdida abundante de líquidos que pueden desencadenar una deshidratación, con sequedad de la piel y las mucosas, disminución de la presión arterial y temperatura, taquicardia y disminución en el volumen de orina.
Cuando la toxina es producida por virus como el del cólera, la diarrea que se presenta es muy intensa, de color grisáceo al principio y después blanquecina. Debido a que esta enfermedad ocasiona la pérdida de hasta un litro de agua por hora, si no se rehidrata vía intravenosa a la persona de forma inmediata, el enfermo puede deshidratarse y morir en pocas horas.
Bustos Estrada recomendó acudir al médico cuando se presenten manifestaciones de una infección estomacal, y sobre todo si ocurre en niños pequeños o en personas de la tercera edad, ya que su sistema inmunológico es más vulnerable y fácilmente sufren complicaciones como la deshidratación.
Para tratar las infecciones intestinales recomiendan la hidratación oral y en caso de que los síntomas sean muy intensos o duren más de 48 horas, es conveniente practicar un análisis de laboratorio de las evacuaciones para determinar la presencia de glóbulos blancos, bacterias, virus o parásitos.
Otro tipo de análisis que se aplican en el IMSS para determinar el tipo de infección gastrointestinal son: examen de sangre, endoscopías, radiografías y ecografías, además de la exploración física y la historia clínica, agregaron.
Así también dentro del tratamiento se recomienda no suspender la ingesta de alimentos nutritivos y balanceados.
Por último, reiteró la importancia de realizar una preparación higiénica de los alimentos, evitar comer en la calle o en lugares poco salubres; lavarse las manos antes de comer y después de ir al baño; desinfectar frutas y verduras, e incluir alimentos ricos en fibra, además de tomar dos litros de agua diariamente.
Así como evitar que los alimentos permanezcan a temperatura ambiente, pues las esporas sobreviven, germinan y se multiplican rápidamente; así como purificar el agua y hervir la leche.
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