Mamá Laura siempre se opuso a eso de adelantar vísperas. Y tiro por viaje aducía ''No por mucho madrugar, amanece más temprano''. (Aunque neta yo prefiero la versión de este adagio, que hacía el siempre recordado José Ángel Torres del Cueto, quien con esa simpatía que le caracterizaba, pronunciaba oportunamente esta sentencia personalizada, corregida y aumentada: ''No por mucho madrugar, despiertes a tus vecinos; ojos vemos, choninos no sabemos, a lo que es lo mismo: estos chícharos dulces me hacen daño).
Pues bien. O pues mal. Yo no se si esto solamente me sucede a mí, pero en cuanto se arranca la última hoja del mes de noviembre en el calendario, el entorno se me vuelve navideño. Neta, neta, para esta chincualuda palomita este primero de diciembre ya huele a ponche, a ensalada de manzana, a lomo relleno en salsa de tamarindo, a pavo relleno, a bacalao, a romeritos, a turrones y mazapanes (Iuuuuuuuu) pero sobre todo huele a reunión familiar, a reencuentro con los hijos, los nietos, los hermanos, los tíos, los amigos y hasta con los adversarios porque en este mes, como que se aquietan los rifirrafes y se atemperan los rencores sicilianos hasta en el ámbito politicoide.
Es sin duda el mejor mes del año, no solamente porque justo a mitad de mes, cumplo añejos, sino porque se conmemora el nacimiento de Jesús. Digo, y aunque hasta ahorita no hay nada que compruebe que el Rey de Reyes haya nacido en diciembre, la tradición se impone y para bien, pues en este piñatero mes nos invade gruexo el espíritu navideño, para bien, en la mayoría de los casos.
Quiera papá Dios, que ese espíritu navideño alcance a don Davicino Jiménez (Sin) Rumbo...je, je, je, aunque la neta, la neta, es que más me encantaría que le pusiera unos carboncitos ardientes en esa boquita floja que posee). Otro al que también le hacen falta carboncitos ardientes en el piquito flojo, es sin duda el Fiscal Javierín Olea, pa’que ya aquiete su incontinencia oral. Ora que si de pedir se trata, no estaría nada mal que también le aplicaran carboncitos encendidos a Donald Trump. Neta que cada vez me sorprenden más sus diarreas parlanchinas.
Aunque bueno, he de reconocer que después del ‘’nosotros y nosotras’’ que espetó Maduro en Cuba la Bella, durante las exequias en honor a Fidel Castro Ruz, ya no debería sorprenderme nada.
¡Ah! Pero volviendo al meollo de esta decembrina entrega, huele a ‘’biñuelos’’, a conserva de tejocote, y ya retumba en mis oídos la cantaleta esa de ‘’La piñata tiene caca, tiene caca, cacahuates de a montón’’.
Arranca el navideño mes y el espíritu lo sabe....y el cuerpo también. Según el más reciente estudio sanguíneo que me realicé ayer, el colesterol anda a la alza en mi sangre que aunque es plebeya también tiñe de rojo. Haré la finta por estos días previos a la comelitona, y ya entrados en gastos que el cuerpo agarre la forma que quiera...y mientras el licuado de manzana verde con avena hacen efecto, a mí me sigue oliendo a Navidad, a ponche, a dátiles, a turrones y mazapanes.
Hago votos porque es el espíritu navideño contagie a los Regis, a los perredianos, y a todos aquellos que traen el bando roto. ¡He dicho!
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