El director general de la Comisión de Agua y Alcantarillado del Municipio de Acapulco (CAPAMA), Juan Antonio Ramírez Valle, explicó que en esta temporada de lluvias es común que el río Papagayo arrastre lodo, arena y otras partículas que hacen imposible potabilizar el agua para llevarla a los domicilios de los acapulqueños.
Precisó que esa es la causa de que en algunas ocasiones se tenga que parar la maquinaria con la cual se bombea el vital líquido a la planta para su potabilización, aunque está consciente de que eso produce molestias entre los ciudadanos, pero precisó que no queda más remedio que para los equipos, aunque nunca se hace manera total, ya que se tienen dos sistemas para captar el agua, ambos sobre los márgenes del río Papagayo: los sistemas Papagayo I y II.
La CAPAMA tiene instalados dos grandes sistemas de captación de agua sobre los márgenes del río Papagayo: los sistemas Papagayo I y II.
El primero de ellos toma el agua del subsuelo y ésta sólo requiere cloración. El segundo consiste en una gran obra de desvío a través de la cual se captan las aguas superficiales del río que deben someterse a un proceso completo de potabilización.
Cada año durante las lluvias al incrementarse la turbiedad en la superficie del río CAPAMA se ve obligada a interrumpir su proceso de potabilización.
¿Porqué la planta potabilizadora suspende el proceso de Potabilización?
Lo que ocurre es que, como el sistema Papagayo II capta el agua directamente del cauce del río, en la temporada de lluvias, el agua llega con niveles de turbiedad tan altos, que se hace imposible la potabilización de dichas aguas; pues la cantidad de lodo, arcilla y materias orgánicas suspendidas en el agua, hacen prácticamente imposible su tratamiento.
Es esta la razón por la que la Potabilizadora detiene sus operaciones, para que el agua del río siga su curso hacia el mar.
¿Qué provoca tan altos niveles de turbiedad en el agua?
Para entender este fenómeno, resulta muy importante saber que a la altura de Tierra Colorada, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) construyó hace varias décadas, sobre el Río Papagayo, la presa hidroeléctrica “La Venta”.
En esta presa, confluyen las aguas formadoras del río Papagayo, que al iniciar la temporada de lluvias, arrastran en sus caudales grandes cantidades de suelo y materia orgánica.
Dichos arrastres son el resultado de la intensa deforestación que durante los últimos años se ha intensificado a lo largo de la cuenca del río Papagayo.
Al entrar las aguas a la presa, llevan consigo gran cantidad de lodo, arcilla y materia orgánica suspendidas en el agua, que pronto comienzan a saturar el “vaso” de la presa. Es entonces cuando se procede a desazolvar, es decir, a eliminar el exceso de sedimentos estancados en el fondo del así llamado “vaso” y que ponen en peligro el funcionamiento de la presa y en consecuencia, la suspensión del proceso de generación de energía eléctrica.
Cuando esto ocurre, las autoridades de la C.F.E levantan las compuertas de la presa, para, como antes se dijo, proceder al desazolve.
Al presentarse este hecho CAPAMA se ve obligado a detener sus equipos de operación. En algunas ocasiones este hecho se presenta sin previo aviso, por lo que tanto a la paramunicipal como a la ciudadanía la toma desprevenida, y cuando se llega a notificar con anticipación al organismo operador de agua, este procede a avisar a la ciudadanía, a través de los medios de comunicación, que habrá interrupción del servicio potable en las zonas que atiende el Sistema Papagayo II.
Para reanudar el servicio, CAPAMA requiere de 48 horas más una vez que se reanuda la operación del sistema Papagayo II, para volver a llenar las líneas y hacer llegar el agua a los domicilios.
¿Qué hacer cuando esto sucede?
En primer lugar, estar pendiente de la información que provea la CAPAMA, para saber desde cuándo y por cuánto tiempo habrá suspensión del servicio.
En segundo término, en cuanto se tenga esta información, proceder a almacenar agua suficiente.
La interrupción del servicio, como ya se explicó, está lejos de ser una decisión caprichosa de las autoridades de CAPAMA. Se trata de la respuesta a un imperativo en el que tanto la CFE como la CAPAMA, deben proteger los sistemas a fin de estar en condiciones de continuar brindando los servicios a los habitantes de Acapulco.
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