Cada vez que iniciamos un nuevo año, todas las personas nos hacemos propósitos diversos para cumplir en este ciclo recién iniciado y es como una letanía escuchar una y otra vez los deseos de superación, de bienestar físico y económico, de lograr todos los objetivos, dejar atrás rencores, vicios y demás lastres de la vida.
Y para corroborar que esto va a ser así, pues que mejor que confirmarlo alzando al cielo el vaso, la botella, la copa de vino, sidra, cerveza o alcohol que mejor les agrade y terminar con la frase mas socorrida de estos días: ¡Salud! y yo agregaría: ¡que así sea!
Pero más allá de las fiestas de Diciembre, de los incrementos de impuestos en este naciente 2014, los mexicanos deberíamos pensar en la forma de cómo contener a nuestras autoridades para que no continuaran haciendo lo que les plazca y sin tener frente asi ningún obstáculo que pasar, pues de seguir igual que antes, estaremos haciendo propósitos que quizás nunca podremos lograr, pues casi siempre, los que han echado a perder todo o casi todo, son los gobernantes, esos a los que elegimos, en nuestra democracia representativa , como los adalides de quienes nos vendrían a ayudar para terminar con nuestra penurias y calamidades que a diario sufrimos una vez que ponemos los pies fuera de la casa, donde nos sentimos más seguros.
Comprensible es que los mexicanos no hagamos propósitos de esta magnitud, pero deberíamos hacerlos, pues en otros lugares del planeta, las comunidades no brindan solo por cuestiones individuales sino también colectivas y quizá seamos los únicos que no lo hacemos, ni en público ni en privado.
Esta propuesta surgió una vez que estuve leyendo un libro donde los habitantes de un pequeño poblado hacían todo lo que hacemos los seres humanos. Trabajar, divertirse, difrutar la naturaleza, de las nuevas y viejas tecnologías, pero además tenían como tradición hacer reuniones cada mediado de mes del ultimo del año y ahí hacían evaluaciones sobre los pros y los contras que sucedían en su comunidad y quienes eran los responsables y como se debería actuar para recomponer el camino y mejorarlo.
Como en cualquier comunidad democrática los habitantes de dicho poblado votaban alzando la mano y registraban en un gran pizarrón de madera lo que se debería hacer para el año venidero.
Habia para tal fin un consejo de vigilancia y las sanciones debidas para quienes no cumplieran sus tareas a cabalidad.
Esto, que no es un cuento, provocaba que la comunidad resultara ser cada vez un ejemplo para los demás pueblos quienes repetían sus mecanismos con el único afán de provocar el bienestar comunitario y vivir la vida de la mejor manera, pero sobre todo, con armonía, paz y tranquilidad lo cual trae aparejado progreso y bienestar para todos.
No es nada difícil suponer que esta misma tradición la pudiésemos poner en práctica en cualquier comunidad de nuestro país o de nuestro estado de Guerrero, siempre y cuando seamos los propios ciudadanos los encargados de llevar a cabo las tareas de recolección de datos y evaluación periódica sobre lo que hacen y dejan de hacer las autoridades locales, estatales y nacionales y a partir de ellos, hacer juicios y dar calificaciones, imponer sanciones y tareas explicitas para que se lleven a cabo y que tengan como única finalidad el mejorar nuestro entorno social, provocar mejoría y bienestar generalizado con el fin de que hagamos posible la felicidades que tanto anhelamos y que tanto repetimos año con año en estas fiestas Decembrinas que finalizan con la partida de la rosca de Reyes, estas figuras míticas que son el colorario de la historia feliz que todos quisiéramos vivir para siempre.
¡Iniciemos el año con una gran sonrisa y que esta perdure por siempre!
¡Feliz Día de Reyes!
Periodista/Analista Político*
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