Hombre singular, afable, luchador, soñador, popular e institucional.
Su biografía lo ubica como un joven inquieto, de ideas y acción, lo cual lo llevó a participar en los movimientos populares y estudiantiles, cuyos objetivos eran exigir justicia y libertad, actividades que tuvieron serias consecuencias en su propia humanidad que lo llevaron a casi perder la vida. Sin embargo, nunca perdió su confianza de que las cosas mejorarían y que tanto gobernantes como las instituciones tendrían que cambiar para servir a la sociedad.
Juan Alarcón Hernández, quien vivió 80 años y quien si bien nació en la cabecera municipal de Ometepec, hizo de Chilpancingo, capital del estado, su hogar permanente. Ahí estudió, se convirtió en profesionista del derecho, pero también en líder estudiantil y promotor de la autonomía universitaria y opositor frontal del gobernador, general Raúl Caballero Aburto, autor intelectual de la masacre de estudiantes y pueblo en general que se alzó contra la represión y a favor de las libertades civiles entonces conculcadas por el gobierno castrense.
Sin embargo, su formación como gente del derecho lo llevó a compartir el poder público con el gobernador Rubén Figueroa Figueroa, cuando fungió como presidente municipal de Chilpancingo. Sin embargo, aún y cuando el gobernador de Huitzuco actuaba en franca oposición a los lineamientos democráticos, el edil capitalino actuaba en sentido contrario, lo cual le promovió una serie de confrontaciones con el ejecutivo estatal.
Su carácter afable y sobre todo su inclinación a las bellas artes, lo acercó a intelectuales y gente de los escenarios. Fue bohemio y amante de la poesía, el canto y la actuación escénica lo que lo hizo ser mas sensible a los problemas sociales y mas solidario con las personas humildes y consejero de gente del poder.
Juan Alarcón Hernández fue un personaje de florida y lúcida oratoria. Gente de debate y confrontación de ideas, pero sobre todo un animal político institucional que lo proyectó para ser electo en 1990 el primer presidente de la Comisión Estatal de Defensa de los Derechos Humanos del estado de Guerrero por el entonces gobernador del estado, José Francisco Ruíz Massieu quien le dio el carácter de inamovible, razón por la cual, el pasado miércoles, con su salud disminuida, murió.
Siempre es triste conocer el fallecimiento de una persona, pero es doblemente triste el tener conocimiento de que un personaje cercano deje de vivir.
Pero como se dice ennestos casos: la vida continua, luego entonces, en breve conoceremos quien será el sucesor de Juan Alarcón Hernández en el cargo que desempeñaba. Veremos si la estatura del designado está a la altura, no solo del personaje a quien sustituirá sino del cargo que desempeñará en este estado de Guerrero convulso y donde los defensores de los derechos humanos son víctimas de la barbarie caciquil y política.
DESCANSE EN PAZ JUAN ALARCON
Periodista/Analista Político*
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