Las aguas del río Atoyac, qué se localiza en el Municipio del mismo nombre y que desemboca en el océano pacífico, están contaminadas, con las consecuencias que esta cuestión acarrea. Se supone que las autoridades ecológicas saben hasta qué grado de descomposición observa ese importante caudal, cuando menos, en las dos épocas del año bien delimitadas: La de secas y la de lluvias. En la primera, en los meses “picos” del estiaje, una delgada y lenta corriente de agua se mira, mientras que en la segunda, el río se engalana con el aumento considerable de su caudal. Tan es así, que hasta peces y camarones adornan el ecosistema y ocasiona serias dificultades a sus predadores de piedra, grava y arena.
Desafortunadamente, esta contaminación, qué proviene principalmente de la Cabecera municipal, Atoyac de Álvarez, afecta en mucho, tanto al ecosistema como al ser humano. En el primer caso me guardo para otro momento mi decir en torno a lo que sucede allí, por tanto, mi interés se centrará en abordar de alguna manera, las repercusiones que aguas contaminadas como las del río Atoyac, pueden traer consigo en las personas que hacen uso de ellas.
Para empezar, la citada contaminación, es producida por la descargas que hacen en la corriente del río, el drenaje de la ciudad y el drenaje que se vierte en el arroyo cuitero, el que a su vez, una vez que atraviesa la ciudad, desemboca todas sus aguas negras y demás cochinadas, en la vertiente de río mencionado. Mención aparte merece la basura depositada clandestina y abiertamente en la rivera del río. Estos elementos en sí, son los principales detonadores de la contaminación que se observa, la cual, se intensifica más en los meses de nula precipitación pluvial.
El escenario que se vive, es inamovible, no hay una ocupación real y verdadera por parte del municipio para remediar este asunto, que año con año, se agrava más. Desconozco, al igual que la inmensa mayoría de los atoyaquenses, de la realización de un estudio ecológico, ya no digamos integral, sino simplemente un estudio de la contaminación, que permita señalar con claridad, los índices de contaminación de las aguas del río Atoyac que se suceden a través del año, para así, tomar las medidas preventivas del uso de estas aguas, permeadas hoy día, por el desinterés y la apatía del Ayuntamiento.
Hay que decir, que fue el gobierno municipal de María de la Luz Núñez Ramos, el que intentó poner fin a la grave situación discutida, pues primero quiso descargar el drenaje citadino, en unas enormes tasas, conocido ese sitio como planta tratadora de aguas negras, la que se ubicaría en una huerta de cocos, en el ejido del Humo, a orillas de la carretera vecinal y a 200 metros del poblado. La mayoría de los habitantes rechazó el proyecto, debido a la pestilencia y otras tarugadas que acarrearía la instalación programada por el Ayuntamiento.
Lo anterior, obligó al Municipio a instalar su proyecto de tratadoras de aguas negras, a un lugar en despoblado en varios kilómetros a la redonda, ubicado a más o menos 3.5 km de distancia hacia el suroeste de la cabecera municipal. Allí encontró acomodo, y ni tardo ni perezoso, el Ayuntamiento hizo las construcciones pertinentes, pero entró otro Ayuntamiento, y todo se congeló, después, otro presidente municipal, rescató lo poco que encontró servible, y echó andar el proyecto, pero a los pocos meses de esta actividad, se paralizó. Entró el Ayuntamiento actual, y no pasó nada del asunto que nos ocupa.
Lo peor de toda esta irresponsabilidad de los gobernantes municipales que han desfilado por el Palacio Municipal de Atoyac de Álvarez en lo últimos lustros, existen muchas familias que habitan cerca del paso del río rumbo al mar, en una decena de comunidades rurales y de una cabecera municipal de otro municipio, que tienen que seguir padeciendo esta lamentable y criticable situación….HASTA PRONTO.
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