“Respirar es un privilegio. Pensar es un don. Razonar es una virtud. Crear es un prodigio. Vivir es transformar”.
México, un honor ser mexicanos. Cierto. Los valores no perecen, sólo son puntos de vista e idiosincrasias que desvarían o desorientan la causa del efecto, pero no fallecen, la exclusividad de nuestra nación se rige sobre y en nuestro talento.
Es la plural ecuación de la explosión demográfica, la fórmula de un mundo tangible. Hay pueblo dentro de nuestros intestinos, nuestras vísceras están ahí, a la vista y tacto del futuro. Necesitamos cantar el himno del milagro para que la desesperanza se evapore y haga llover armonía, abundancia e incesante paz. Perdonar nos hace más humanos, es llegar al clímax de la concordia, del prestigio y de la personalidad. Es unir al adulto, al niño y a la autoridad. Conformando un plan vital para interconectar cada esfera en la que interactuamos socialmente. Representar cada día, hora y minuto un acto de asombro para diseñar una religión, una entidad, una civilización, un credo, una ideología, una política, una moral y una ética con nuestro perfil. México vive la solución a su demanda. Es la exacta medida de lo que pidió, de lo que atrae, tal como un imán con signos desiguales. Es por ello que lo mejor será guarecernos en el encuadre de la amistad, de la fe y de la capacidad para sobrevivir. Somos ganadores desde el momento en que nos gestaron, el ejemplo es que me permito ofrecer el afán de servicio y de comunicar el bien por siempre, que la comunidad entienda por estas letras que la revolución es trabajar, establecer inofensivas y claras pruebas de expresión. Arduo, complicado y nada fácil en esta era. Pero que siendo cuidadosos, ricos en conocimiento y experiencia utilizamos para ir más allá de la imaginación. Ideando modalidades que nos hagan sostener una economía holgada, con honestidad, felicidad, unión, perseverancia, ingenio. México es el país que estamos pisando con esa fuerza, con el enfoque de obtener lo mejor para nuestros hijos e hijas. Sí, el tiempo es la prueba de cada uno de nuestros actos, pensamientos y palabras. Nunca es demasiado tarde para tomar protesta y darle a la gente el cariño, el respeto, el mérito y la grandilocuencia que corresponde. Habla el alma, habla el tabasqueño, el veracruzano, el guerrerense... a través de esos hilos se mueve la fibra de lo que podemos hacer para proporcionar poco a poco el cambio, la diferencia, el compromiso, la dádiva de la suprema muestra, la humanidad. México, no reneguemos y no ofendamos, hagamos juntos un acta de benevolencia, leyes de gratitud para reconfortar los errores y el daño. Todos podemos vencer lo maligno que brota de un espíritu cualquiera, y ahí es donde tenemos que necesitar más de nosotros. Luchar y no perder los flancos, desde el eje de nuestro ser hacernos guerreros y líderes, hombres y mujeres que impliquen con realidad su transformación.
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