Mas allá de la exigencia de contar voto a voto el resultado de la elección presidencial, el Partido de la Revolución Democrática puede y debe festejar un crecimiento importante en ambas cámaras.
El Partido Acción Nacional podría elevar una oración fúnebre pues fue el gran perdedor legislativo y el PRI poco o nada tiene que festejar. Aunque ganó la elección presidencial en la Cámara de Diputados se quedó con siete diputados menos y en el Senado quedó prácticamente con el mismo número de miembros. O sea quedó tablas.
¿Qué importancia tiene el Poder Legislativo en el plano nacional? Mucho. Tanto asi que en los últimos doce años, en que el Partido Acción Nacional se quedó con la Presidencia de la República, no llegó la anhelada reforma estructural en México. La falta de una mayoría absoluta en ambas cámaras fue el factótum de un panismo incapaz de negociar con las minorías priístas y perredistas para pasar de la alternancia del poder presidencial a una verdadera transición a la democracia.
La elección del domingo pasado deja al país con la oportunidad de una reforma estructural mas inclinada a la izquierda. Si acaso nos atenemos a los principios básicos y documentos de los Partidos de la Revolución Democrática y Revolucionario Institucional sería congruente pensar que ambos harán los cambios que el país requiere desde un punto de vista de la democracia social. O sea mas a la izquierda.
Pero siempre aparecen los peros. El pragmatismo vil de segmentos en ambos partidos impedirían ver que ambos tienen la mayoría que se requiere en el Poder Legislativo para hacer las reformas que México requiere. Claro, siempre y cuando recuerden que ambos pertenecen a la corriente de la social democracia mundial.
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