“El origen natural es precisamente la sangre, como la pétrea formación de las construcciones, el padre es la frontera entre el bien y el mal. Es el hombre”.

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Él. Tal como Júpiter y Zeus, como Saturno y Cronos, Urano, Ra, Horus, Nannar, Samash, Alá, Dios. Padres y dioses de la humanidad, Amos de la Tierra, del Sol, de la creación, de la eternidad, del tiempo, de todo lo observado y del conocimiento. El padre es la Ley, por la cual a través del amor reina. Orden y justicia, preservación y noción de la ciencia, la historia, el arte y la cultura. El padre, parte esencial de la mujer, en el inicio la madre es creación de esa energía inconcebible. Entender con cordura que la imagen y semejanza tiene una noción divina y mística, que de dónde provenimos y vinimos, la respuesta es la fuente de lo que llamamos Universo. En el presente lo más vetusto se encuentra sin transformar, está ahí en cada punto de nuestra existencia, se vuelve uno con nosotros y recibimos el conocimiento supremo de todo lo que nos rodea con una sonrisa. Él.

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En la idiosincrasia mundial, anualmente se celebra el Día del Padre en los países católicos el 19 de marzo, festividad de San José, padre putativo de Jesús de Nazaret. De acuerdo al Calendario Gregoriano, el 23 de febrero se festeja en Rusia; el 19 de marzo, en España e Italia; el 8 de mayo, en Corea del Sur; el 1 de junio, en Alemania, y así curiosamente en Dinamarca el Día de su Constitución, el 5 de junio, la fiesta es para los paterfamilias. El 21 de junio, en Egipto; el segundo domingo de agosto, en Brasil, y el primer domingo de septiembre en Australia. El tercer domingo, el padre tiene regalos y abrazos, obsequios y halagos en Argentina, Bangladesh, Chile, Canadá, China, Irlanda, Reino Unido, Estados Unidos, Venezuela, India, y muchos más, claro, nuestro México conmemora dependiendo de las extensiones económicas o circunstancias. Como la fiesta electoral que altera la vida de los ciudadanos. Y cabe decir que se merecen un ¡bravo! aquellos que se han comportado, pues pocos actores políticos, como dicen los especialistas, saben llevar con pasión y cordura su postura. Pero muchos han enclavado la histeria y su carencia al pueblo de Guerrero. En especial en Acapulco, mucha gente se enferma de tanta propaganda, se encoleriza de tanta ambigüedad en las peroratas, del sucio juego de antaño. Todo está corriendo a punto del cierre de campaña, el reloj de las estrategias y las encuestas como medios de publicidad hicieron lo propio, lo curioso es que hubo varios que ni hicieron el menor esfuerzo para recordarle a la gente que ellos serán los próximos en una curul, en un cabildo, en un ayuntamiento. Esperemos con ansias la semana entrante cómo y dónde se resolverán los debates entre el electorado y los candidatos, ese es el que realmente cambiará el curso de la historia de los acapulqueños, de los guerrerenses que buscan un patriarca, hoy perdido entre la desolación de un futuro incierto.

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