“Dicen que no existe. Sin embargo mueren por él, viven por él. Arrodilla a mortales, al mundo y su naturaleza. Es el Dios de dioses, es un recurso irrenovable. Es el tiempo”.

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Hijas. Sin edad de entender o razonar, sin mi presencia por hoy. Confusión y acto divino al mismo tiempo que ilumina mi mente, sus rostros son los astros para indicarme el camino, la constelación personal de mi alma. No hay nada en el mundo que no ame más, incluyendo al cosmos. Son mi dulce canción permanente, inspiración para resurgir, mis divas. Son mi poema escrito con la fibra del corazón, son mis palabras que construyen bondad, mi suerte y destino. Mi himno ejecutado con precisión, son las moléculas y átomos que conformé con otra persona. Al crecer seguirán mi genética, caminarán en mis huellas, mis éxitos y fracasos, logros y triunfos, aciertos y estupideces. Son mi sustancia y mi espíritu que con la gran creación engendré. Mis hijas me darán la razón y entenderán el cómo, el cuándo y el dónde, pero sobre todo el por qué, con el tiempo.

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El elemento que han dejado pasar los políticos hoy en día es el de entregar con originalidad su ideal. Se rodean de aficionados, de arribistas y locos parlanchines, de viejos esquemas y trazos partidistas extraños. No hay nada claro en la rectitud que conforma su investidura, y ya no implico sus dotes sociales, sus gustos, apreciaciones, inclinaciones sexuales e irremediablemente su carácter. En Guerrero la visión se quiebra, no hay lección qué seguir ni personajes notables. Andan huyendo con su dinero y su inversión para el mejor postor o el amo conspicuo. En Acapulco, los medios mutilan y sesgan a quienes de una u otra manera tienen un propósito que en algún momento se podría transformar en algo bueno, correcto y justo. Pero se van de juerga con la megalomanía y su ego se hincha más que el globo terráqueo. Se pierden y entonces son nada frente a la adversidad, las trampas bárbaras y atroces de grupos, de la hambrienta batalla electoral o juego sucio que mercenarios y estrategas malévolos ejercen. Hace unos días, fui invitado y estuve presente en uno de los tantos “Diálogos por la Convivencia y la Paz” realizados por la Organización Adrimorlett, en esta ocasión coordinado por el IGC y Javier Morlett Macho. Encuentro de periodistas, en el cual asistieron unos tantos para otorgar una participación congruente, un trabajo genuino y generoso, el cual crea una pieza más para defender a la ciudadanía del feroz ataque que sufren las familias mexicanas. Enconados en el puerto, se ventilaron ideas y propuestas que vienen a reforzar lo que muchos comunicadores y quienes viven de ello expresan. El ataque y sufrimiento al gremio periodístico, pérdidas, desolación, presión perniciosa, daño a la psique, incluso, desarticulación del núcleo familiar. Aunado a la débil orientación y formación del tinglado en los medios masivos del estado. Usurpación de funciones, espionaje, apapachos mezquinos, nepotismo, violencia. Se alzaron manos y voces para proponer protocolos y medidas de seguridad en ese quehacer, así como la certificación y padrón la cual arrojaría una depuración entre los que informan. En el recuento de los daños, se nombraron a quienes han perdido la vida y siguen ausentes por alguna razón irregular, desconocida o vigente. Acto seguido se impuso un minuto de silencio para honrar esas memorias. En ese foro hubo personalidades de la UAG, la Coddehum, empleados de grandes consorcios de comunicación y telecomunicación. También asistieron civiles, abogados, artistas y reporteros. En conclusión, lo dicho ahí tendrá trascendencia positiva. Me viene a la mente que quienes opinan, escriben una editorial, dan a conocer una noticia o un hecho, son parte de ese oficio y que hoy en día es una notable profesión. Subrayo, sí, hay quienes deben considerar que cualquiera está expuesto a morir, ya sea un albañil, un indigente, un empresario, un líder, un gobernante. Es entonces que debe emanar una regularización de raíz y no sólo para acordonar un hato de pilluelos, desempleados o ingenuos. Esperemos que estas reuniones no pierdan fuerza, como esos huracanes que se acercan a las costas o al Golfo y se evaporan o se desvían. Que no queden estériles esas líneas y estadísticas, así como esos momentos aciagos de cada hombre y mujer que respiran con dedicación e inteligencia, este acto de dar a conocer la noticia, los datos y actos en nuestro haber. Que recuerden que la educación es primordial, la academia no debe olvidarse jamás, eso cura la ignorancia, y ello lleva a la pobreza de todo tipo, la más grave es la espiritual. La debacle de nuestro país es contra la cultura de la violencia, no dejarse influir por ella, debe, se quiere y se puede una ascensión por la paz permanente y sus consecuencias. Recordemos rápidamente a Bertand Russell, Lao Tse Tung, Confucio, Mahatma Gandhi, Martin Luther King o a Malcom X. Agregarlos en nuestra interna manifestación pacífica nos hará más personas, más humanos y menos autómatas, menos entes frívolos. ¡Viva la vida, la verdad, la belleza y el amor!

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