De Julio Ayala Carlos Foto: https://diariodegro.com/
LA “LIMPIA” DE JAVIER SALDAÑA ALMAZÁN A LA Uagro, además de ser una farsa, pretende engañar a los guerrerenses de que allí, en la máxima casa de estudios del estado, se combate la corrupción cuando se protege y se alienta. Y es que es el rector, el actual rector quien la prohíja, y no es de ahora, sino de siempre. Incluso se afirma que entregó, así lo dicen quienes conocen el caso, al menos 500 mil pesos para que se aprobara la Ley Orgánica de la Universidad que contiene la reelección.
Pero de ser cierto que en la UAGro se combate la corrupción, el rector no sólo estaría fuera de la Universidad, sino tras las rejas, pagando con cárcel, y no sólo por cuestiones financieras y administrativas, sino también de otro tipo.
Sin embargo, hablamos de la máxima casa de estudios del estado.
Hay que decirlo. El presunto combate a la corrupción en la UAGro no es más que una farsa del actual rector para aparecer, ante los ojos de Claudia Sheinbaum, presidenta electa, como el indicado para ser nombrado, ya no secretario de Educación en el país, sino subsecretario, en razón de que la recibió en Chilpancingo, y a quien le ofreció, al menos, 100 mil votos, y claro, la asistencia de los estudiantes a los mítines de campaña.
No por nada, ciertamente, Saldaña Almazán le entregó un Doctorado Honoris Causa a la Doctora Rosaura Ruiz Gutiérrez, científica y cercana a la próxima presidenta de la República.
Los 80 millones de pesos de los que habla, y afirma el extesorero de la Universidad, Fausto Solís Leyva, para una escuela de su propiedad, además de que la incorporó a la institución, serían suficiente para ello, así como la contratación de 800 sujetos a la institución, que una y otra vez denunció en vida el Doctor Román Ibarra, los que se dedican a hacer activismo político en favor del rector.
También hay que decirlo. Los que hoy señala de corruptos, y que siguen dentro de la institución, llegaron con él. Él los puso en Servicios Escolares; los puso a repartir fichas, incluyendo en la Facultad de Medicina, y los puso también, como ha ocurrido ahora, en las direcciones de las escuelas, así como en las subdirecciones.
Ciertamente en la Universidad la corrupción siempre ha existido. Y no sólo en las calificaciones, sino también en el manejo del subsidio, y algo que nunca se ha dicho, en los ingresos propios, pero es con el actual rector, el que se mandó hacer una estatua en su pueblo y se autonombró “hijo predilecto”, cuando la corrupción se ha incrementado durante sus tres periodos.
Así que eso de que el rector de la UAGro es un hombre honesto no es del todo cierto. Aún y cuando la Universidad Autónoma de Guerrero exige carta de honorabilidad de la misma institución para ser rector, como la exige también para ser director de escuela, es muy dudoso. La amenaza de muerte en contra de Fausto Solís, a quien primeramente pretendió comprar para que no dijera nada sobre la corrupción en el presupuesto universitario, debiera ser motivo para que la Fiscalía General del Estado le integre una carpeta de investigación.
En fin. Los corruptos de los que habla Javier Saldaña, sus amigos, allí siguen. Y hasta se ríen. La corrupción no se acaba con los mismos de siempre. Los 80 millones de pesos, los 500 mil, los directores a modo, los ingresos propios nunca aclarados, y el patrimonio del rector, que de barrendero pasó a convertirse en millonario al llegar a la rectoría de la UAGro, desmienten la farsa del combate a la corrupción en la máxima casa de estudios.
Ah, y falta por aclarar cómo es que cada fin de año la rectoría no tiene dinero para pagar aguinaldos…
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