Por Salomón García Gálvez. Foto: https://www.razon.com.mx/
La marca “AMLO”, es sinónimo de triunfo, casi seguro en urnas. Por ello, infinidad de políticos, oportunistas y desleales, desearían tener su “bendición”, salir en la foto con él.
El presidente AMLO, no baja en el Ranking Nacional; tiene poco más del 60% de aprobación, por increíble que parezca. El poder casi no lo ha desgastado.
De continuar tal tendencia, Morena se llevaría “carro completo” para las elecciones del 2024: Presidencia de la República, senadurías, diputaciones federales y locales, alcaldías y gubernaturas.
De momento, no se ve una oposición fuerte en el Frente Vamos Por México, cuyos dirigentes no dan señales de preparar una contraofensiva que les garantice ganar importantes espacios hasta convertirse en contrapeso al régimen.
Lo más seguro es que líderes del PRI, PAN, PRD y el MC, sólo esperan los tiempos cuando llegue el reparto de senadurías y diputaciones -vía plurinominal- de escaños y curules entre sus más cercanos: familiares, amantes (mujeres y hombres) compadres, amigos y prestanombres... Alito, ya tiene su lista de beneficiarios.
Durante la visita que hizo a Chilpancingo la aspirante presidencial Claudia Sheinbaum, gran número de priistas, panistas, perredistas, emecistas y gente sin partido, se dieron cita en el zócalo, por la ambición de conseguir candidaturas a cargos de elección como: senadurías, diputaciones (federales y locales), sindicaturas y regidurías.
La ambición por conseguir candidaturas de Morena con la “marca AMLO” -mediante padrinos y con dinero- rebasaría los límites; podrían ser desplazados verdaderos morenistas fundadores de ese partido, y dar paso a mercenarios; gente potentada -fifís- y aventureros, que no cuentan con base social ni compromiso con nadie.
Durante el reinado priista que duró más de siete décadas, políticos encumbrados, delegados especiales en entidades, vendían candidaturas a precios exorbitantes, lo cual los convertía en multimillonarios. Efrén Leyva, por ejemplo.
El PRI, de los años 60s, 70s y 80s, no perdía; era triunfo garantizado. Era inversión segura. Eso mismo puede ocurrir con Morena en el 2024: los jefes políticos más encumbrados, podrían vender candidaturas al mejor postor, traicionando principios y la ética de “no robar ni traicionar”.
Priistas que el pasado miércoles asistieron al evento de la aspirante presidencial Claudia Sheinbaum, tienen orígenes y jefes; muchos no se mandan solos; acataron alguna orden o bien se fueron “por la libre”, a ver qué agarran en la repesca.
Chapulines, chaqueteros, traidores, oportunistas o como gusten llamarles, muchos de esos priistas que se vieron beneficiados con puestos y buenas chambas en pasados gobiernos tricolores, ahora pretenden dar el salto hacia Morena. Veamos ciertos nombres:
--Jorge Salgado Parra, exdiputado local y federal priista y perredista; cuenta con cierta base social; todavía es rentable y tiene capital económico. No es pobre.
-Eduardo Montaño Salinas, frívolo y gris ex alcalde de Ometepec, sin base social; ex Subsecretario de Finanzas; tiene capital económico, pero no es rentable.
--Salvio Herrera Lozano, ex diputado federal priista; ex Subsecretario de Finanzas; tiene capital económico, pero sin base social. Está jubilado.
--Abelardo Adame, ex Síndico Municipal de Chilpancingo; sin base social, sin capital económico; desempleado. Era cuadro de Mario Moreno; podría hacer talacha en Morena.
--Beatriz Mojica Morga, diputada local, despotricó contra el presidente AMLO; se colgó de su figura para lograr la curul. Pretende ser senadora, sin capital político, pero sí económico. Su ambición, no tiene límites.
Pablo Amílcar Sandoval, diputado federal; dejó sin fertilizante gratuito a miles de campesinos guerrerenses; sin capital electoral ni base social. Apoyó a Ebrad. Se colgó de AMLO, para lograr la curul; quiere ser senador; o “lo que caiga”.
--Arturo Martínez Núñez, ha lucrado con el nombre de su tío César (Núñez Ramos), fundador de Morena. Diestro para falsificar documentos. Es un comodín fifí, sin base social ni capital político.
--José Efrén López Cortés, diputado local morenista; cuenta con base social y capital político en toda costa chica. Sabe trabajar con las bases. Garantiza votos en su región, por su reconocido prestigio como político y buen gestor para los que menos tienen.
--Jessica Alejo Rayo, diputada local morenista; también se colgó de AMLO para ganar la curul. No tiene base social en Chilpancingo; es producto de la casualidad y oportunismo. Apoyaba a Ebrad, pero reculó.
Norma Otilia Hernández Martínez, alcaldesa de Chilpancingo; se cayó estrepitosamente en la política, tras sus entrevistas con jefes capos; está muy desgastada, no tiene credibilidad, su gobierno municipal es un desastre, no lograría la reelección, no es rentable en términos electorales. Apoyaba a Ebrad, dio marcha atrás.
--Ricardo Taja, está desempleado; no cuenta con base social en Acapulco; se le esfumaron las bases que lo apoyaron; le podría aportar unos cuantos votos a Morena. En Puebla, Taja, vendía artículos domésticos casa por casa. Llegó a Acapulco, se metió a la política e hizo fortuna junto con su potentado hermano Javier (Taja), ex director de Cicaeg.
Priistas y perredistas, más otros si filiación, se aprestan a conseguir candidaturas en el partido Morena, pero deben tener en cuenta que, antes de ser “palomeados”, deberán de pasar ciertos “filtros”; tener el “visto bueno” de quienes mandan en Guerrero.
De no ser así, mejor que ni den el salto al vacío; menos hagan el ridículo. En Morena, líderes, fundadores y los “mandones”, pelearán con uñas y garras, para que no les arrebaten espacios. ¿Morena, recibirá tránsfugas y los hará candidatos?... Punto. salomòEsta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
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