Por Julio Zenón Flores Salgado
La construcción del nuevo hospital del ISSSTE terminó por convertirse en un tratado práctico de operación política. ¿Quién movió a los hados del Universo?.
Apenas ayer se cernían negros nubarrones y hoy, Evelyn Salgado Pineda, demostró que estuvo a cargo de la operación “fina” para aterrizarlo, enfrentando en el camino obstáculos diversos.
La gobernadora tuvo en sus manos un nudo gordiano, luego de que salieran a relucir los pillos que quisieron hacer negocio con el predio de Tuncingo y que surgiera una ruidosa oposición a la nueva propuesta de Salgado Pineda. Había que desatarlo y aún más.
A Evelyn Salgado le tocaron dos momentos cruciales, además de la determinación final junto con el presidente Andrés Manuel López Obrador, de hacerlo en el predio del CCCA: rescatarlo, cuando el presidente se molestó por lo ocurrido en Tuncingo, y, luego de eso, comprometer al presidente para asignar nuevos recursos al proyecto, tras de que los asignados originalmente se habían ido a Chiapas.
Hacerlo en el CCCA no parecía sencillo y tanto la oposición como algunas personas y organizaciones sociales aprovecharon para tomarlo de bandera.
Hábilmente la gobernadora, no sólo no se confrontó con los opositores al proyecto, sino que tomó en cuanta sus observaciones y realizó las acciones necesarias, al más alto nivel del gabinete presidencial, para terminar impulsando un proyecto integral, que no pudiera ser rechazado por nadie. Eso es hacer política.
Y es que, como quedó el proyecto, ya operado por el equipo de la gobernadora, no afecta el suministro de agua potable a Costa Azul, como argumentaban los residentes, pues la Conagua autorizó la construcción de un pozo que dará el suficiente abasto para el tope de 2000 personas que se cree pueda llegar a tener el nosocomio, ni el alcantarillado pues tendrá su propia planta tratadora y reusará el 80 por ciento de sus aguas tratadas; “el CCCA no muere, renace y se moderniza, con este gran proyecto”, dijo este lunes en la conferencia de prensa junto al director general del ISSSTE, Pedro Centeno Santaella, el director general de Conagua, Germán Martínez, el Secretario de Turismo, Miguel Torruco y la presidenta municipal de Acapulco, Abelina López Rodríguez.
La explicación resumida en el siguiente párrafo retoma claramente las observaciones de los ciudadanos que se oponen al proyecto y deja sin banderas a quienes creyeron ver ahí una oportunidad de reciclarse política y electoralmente: “La construcción del nuevo Hospital, no solo permite dotar de un servicio básico a las familias, sino también relanzar este espacio para la vocación turística; se usará (solo una) parte del predio (6 de las 15 hectáreas), el resto, será rescatado para la parte cultural, deportiva, y junto con los sectores, será aplicado un proyecto INTEGRAL, para recuperar ese icónico espacio y adaptarlo al turismo moderno”.
Esto significa que los dos teatros principales, el Juan Ruiz de Alarcón y el Netzahualcóyotl, se modernizarán y equiparán para convenciones y eventos culturales, pero, además, el jardín poniente se pretende recuperar, dar vida a una ciclopista y una trotapista, además de la siembra de más árboles, lo que lo hará un espacio que podrá ser disfrutado por las familias, como ocurre con otros espacios recuperados como el parque Manzanillo, entre otros, a diferencia del abandono en que ahora se encuentra.
La conferencia de este lunes, encabezada por la gobernadora Salgado Pineda, rompió la expectativa de si los gobiernos estatal y federal impondrían la construcción del ISSSTE, pese a la oposición que enfrentaba, y dejó el grato sabor de que, en vez de eso, se escucharon las voces disidentes y se incluyeron en el proyecto, ¡vaya!, eso sí es un cambio tangible de la 4ª transformación. Escuchar e incluir.
Los detalles del proyecto que señalan que se invierten más de 3 mil millones de pesos durante más de 390 días, para entregarlo terminado a finales de agosto del 2024, que contará con 250 camas y 36 especialidades, incluyendo oncología y que no sólo se atenderá a derechohabientes del ISSSTE, sino también a población abierta y a turistas, que no contaban con un sitio de atención en esa zona, ya se sabían, pero son datos técnicos que no veremos hasta que sea una realidad; lo que si se debe agregar es la recuperación de la vía alterna conocida como Chinameca, que por cierto construyó la administración del perredista Evodio Velázquez, para resolver el tema del tráfico vehicular, además de que contará con más de mil cajones de estacionamiento y, finalmente, que no será un edificio alto para que no obstruya el derecho de vista: apenas una planta baja y dos niveles, aclaró la mandataria guerrerense.
Y de pasada, el gobierno del estado se ahorró más de 150 millones de pesos que costaba la rehabilitación de esas ruinas, ocasionadas por el abandono y mal manejo del inmueble por gobiernos anteriores.
Si todo eso, un proyecto consensuado, que recupera el carácter turístico y cultural del inmueble y retoma todas las observaciones críticas de los opositores, acompañado de una mesa, con el aval del presidente AMLO, la presidenta Abelina y los titulares nacionales de turismo, Conagua e ISSSTE, no es un hitazo de la gobernadora en materia de operación política, entonces ¿qué es? ¿algo resuelto mágicamente por las hadas del Universo?
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