Por Alfredo Guzmán
• ¿Sin padrón hay elección?
Crecí en medio del ratón loco, de la operación tamal, del carrusel, del acarreo masivo, de la compra del voto, de la coerción y amenaza de despojar a quienes no votaran como se decía, de los programas sociales y de la lista en mano, por quien votar.
Era una práctica vieja inventada por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) que supuse ya extinguida, pero los del partido Morena, la han revivido y reivindicado como propia.
Por ello, nació el Instituto Federal Electoral (IFE) y aquellas trampas se terminaron. Ahora le sucede el INE y con ello se fortalece la democracia. Cara, pero anhelada en muchos países y valorada por quienes no pueden tener procesos democráticos electorales.
La lección que me dieron los del Partido Morena el pasado fin, fue edificante. Ejemplar de cómo no se deben realizar procesos electorales. Sobre todo sin padrón.
Una elección sin padrón, es tramposa de inicio. En 1992 surge la primera credencial con fotografía del IFE, en su camino largo por ciudadanizar los procesos electorales.
Una elección sin credencial, es doblemente tramposa.
Una elección donde no hay árbitro imparcial, y se es juez y parte, establece corrupción.
Urnas con 2 mil boletas, que aparecen 3 mil, o más indica que no hay moral.
Una elección que a su vez sirve para afiliar, donde se lleva a mujeres, ancianos, jóvenes y con capacidades diferentes y se les obliga a estar hasta 4 horas a pleno sol, porque no hacerlo, serán despojados de sus becas. Es deshonesto.
Lograr 2 millones y medio de votos en 550 urnas, indica vergüenza, pues era necesario que metieran su voto en un cuarto de minuto y lo que vimos, es que para afiliarte y luego votar, tardabas hasta 2 horas, mínimo.
Pero ya empezaron las justificaciones, hubo acarreo, robo de urnas, quema de varias de ellas, compra de votos, coerción, presión de funcionarios con quitar los beneficios de los programas, pero poquito.
La primera reflexión, es que el INE no puede ser tocado por quienes realizaron el pasado fin de semana el proceso amañado, más burdo de los últimos tiempos.
Las elecciones realizadas, no son legales, pues no hay padrón, participan funcionarios, son electos hijos de presidentes municipales, hay más votos en las urnas que las boletas habilitadas para ello.
Las boletas no tienen folio y por ello, aparecen más de las establecidas por urna.
El proceso fue viciado de origen. Muchos de los elegidos, nunca se separaron del cargo, como lo marcan los estatutos de Morena.
La corrupción con que anunciaban los de Morena iban a terminar, volvió a surgir, pero doblemente penosa.
Un proceso así, no ayuda a nadie, ni legitima el discurso de democracia.
Exhibe a quienes lo realizaron, pues los ubica como corruptos, aunque no lo sean.
Hoy Morena ha enterrado todo el discurso contra los neoliberales, contra PRIAN y se envuelve en la bandera de la ignominia, al no tener un mínimo de autocrítica y avalar la basura de elección, que realizaron.
Mi propuesta es anular el proceso, dejar la dirección temporal con el indeseable de Mario Delgado, que inicie un proceso de afiliación, con credencial y establecer el padrón, que por ley, tienen que tener.
Y volver a empezar, pero que su próximo proceso lo haga un juez imparcial, que sería el INE y sino bátanse de lodo y lo demás que ha surgido del proceso pasado y sigan exhibiendo su pobreza moral y política.
Todo es rescatable, pero con responsabilidad, orden y honestidad. Eso deben mostrar.
Y no salpiquen.
Y que se abra el debate. Porque Morena como todo partido es una entidad de interés público, porque funciona con mi dinero.
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